Bradley Cooper vuelve con su segunda cinta, Maestro, después de A Star is Born ahora de la mano de Netflix, pero con eminencias del cine moderno como productores: Steven Spielberg y Martin Scorsese. Esta cinta nos cuenta la vida de Leonard Bernstein, un gran compositor americano del siglo XX. El filme está protagonizado, producido, dirigido y escrito por el propio Cooper.
Antes de comenzar, quisiera remarcar un par de cuestiones. Bradley Cooper ha sido nominado un total de 12 veces a los Premios Óscar en múltiples categorías y hasta el momento no ha ganado ni una sola. Eso podría ser una explicación del porqué decidió ser el todólogo en este proyecto, pues busca asegurar al menos un victoria en esta próxima entrega en el teatro Dolby este marzo. No obstante, es evidente que Maestro no resultó ser del agrado de gran parte de la audiencia, pero tal vez sí de la Academia, al estar nominada en siete categorías en esta ocasión.
¿Quién es Leonard Bernstein?
Para quienes les sea ajena la figura de Leonard Bernstein, fue un importantísimo compositor, director de orquesta, pianista y maestro norteamericano, quizás el más importante e influyente del siglo XX. Estuvo a cargo de musicalizar nada más y nada menos que West Side Story.
Su vida como artista estuvo llena de altibajos, amoríos, hitos, adicciones y un legado que ha sido sujeto de libros enteros tanto por sus vivencias como por la genialidad musical. Hacer una película sobre su excéntrica e ilustre vida significaría un guion que se escribiría solo, ¿no? Pues… arranquemos la curita de una vez.
Bradley quiso hacer todo el trabajo
Bradley Cooper no logró que a su audiencia le importara la historia en esta película. Intenta no ser el típico biopic que conocemos y en su lugar, intenta ser más un estudio psicológico del personaje. Parecido a lo hecho en Blonde, pero no termina de decidir qué ser. Es una terrible pena porque su composición estética es bellísima y atrapante, pero su historia no. Esto resulta frustrante por múltiples variables: por un lado tenemos un actorazo capaz de darle emoción a un mapache generado por computadora, que también se ha mostrado capaz de saltar al mundo de la dirección y aterrizar de pie, y luego se tiene una figura histórica que, pese a que no sea la persona más conocida del mundo su vida, su trayectoria da demasiado como para no mencionarlo.
Esto no se lo atribuyo a la falta de esfuerzo de Cooper, sino a la sobra del mismo. En su segundo filme hace ahora el trabajo de cuatro personas, literalmente, y, al contario de su personaje, no es virtuoso en todas esas áreas al mismo tiempo. Lo que más le voy a criticar es su gran falta de conflicto. Tenemos una historia en la que nuestro personaje principal es un compositor y es excelente, es profesor de conducción y todo le va bien, es un pianista magistral (lo que le da su apodo y título a la cinta). Mencionan que compuso West Side Story, pero hubiera sido mil veces más efectivo ver al menos destellos de dicha proeza. Incluso sus problemas familiares parecen ser irrelevantes. Quizás al final de la película encontramos la mejor razón para encontrar un conflicto y nuevamente no acaba de ser profundizado.
Pese a sus dotes actorales, por momentos su actuación se llega a sentir caricaturesca y no es que así sea el personaje. Viendo entrevistas y videos por supuesto se nota como Leonard exhume carisma y Cooper sí demuestra ese carisma pero con inconsistencia. En algunas muestra ese encanto natural y en otras parece demasiado ensayado e inorgánico.
Todos estos elementos me hacen pensar que este fue más un proyecto de vanidad que las verdaderas ansias de contar esta historia. Se muestra en su ojo artístico y en muy contadas ocasiones en su actuación. Una secuencia de dirección en una iglesia es una belleza de ver y se puede sentir el compromiso intradiegético del propio Bernstein que se transforma en el extradiegético empeño de Cooper. Nos dicen el genio que es, pero muy contadas veces nos lo muestran. Podríamos tener un conflicto interno sobre un hombre con mucha avaricia que es una mezcolanza de toda su herencia cultural, religiosa, traumas, obsesiones, sexualidad, su propia vida siendo una enorme paradoja, pero jamás lo vemos salir a la superficie totalmente. Esto resulta en que no den razones suficientes para que importe este personaje
Carey Mulligan siempre cumple
A Carey Mulligan le dieron una tarea que ya conoce, pero le supo dar su propio toque. Interpreta a la esposa de Leonard, Felicia, quien siempre fue la piedra angular de su esposo, lo cual queda claro a lo largo del largometraje. Sin embargo, no tuvo al guion de su lado y no alcanzó a deslumbrar como la estrella ya establecida que es, con todo y que ella se roba la película en cada escena que está.
Mulligan es encantadora y un gran contrapeso para Cooper. Se nota una gran dinámica entre ellos que era de esperarse de dos nominados al Óscar. Cuando la cinta los deja navegar a ellos solos son lo más fascinante de ver. Este es el centro emocional que me ató a la cinta y me hizo querer más. Aquí se muestra la complejidad como pareja que eran Leonard y Felicia. Un romance lleno de celos, no solo románticos sino también profesionales. No puedo negar la gran estocada que fue tener a estos dos juntos.
A pesar de su química, a la película se le dificulta el escoger una ruta. No sabe si contar el romance entre Leonard y Felicia o enfocarse en su carrera musical. Por supuesto que están interconectadas, pero aquí se presentan de tal forma que una es negligente con respecto a la otra. Dos fascinantes facetas de su vida que se llegan a perder entre sí y nos dejan deseando más de ambas.
Maestro es visualmente impresionante
Hablemos del harto nivel de estética que presenta la cinta. Contando con segmentos en blanco y negro durante la primera mitad para luego a color con el propósito de mostrar una evolución artística necesaria para el proceso creativo. Como la película transcurre a lo largo de varias décadas, Cooper quiso que cada época dentro de la cinta fuera filmada en el estilo y con el equipo propio de cada una. Esto puede parecer innecesario, pero es un toque de amor extra el cual para nada pasa desapercibido.
Visualmente la cinta tiene un lenguaje muy interesante que, para esta clase de historias de vidas artísticamente dramáticas, ayuda a crear una complejidad visual. A momentos, se siente como si fuéramos los vecinos chismosos espiando vidas ajenas y contemplando las intimidades de un matrimonio conflictivo al borde del derrumbe por las diferentes tomas y planos de la cámara. Además de usar sutiles simbolismos y pistas visuales para demostrar en pantalla la complejidad de los sentimientos de Lenny y Felicia. Con unas transiciones maravillosas de las cuales definitivamente hubiera querido ver más.
Hablando de música y de la vida de un músico, era una obviedad incluir las obras de Bernstein en momentos claves de la trama. Tal como cuando termina de componer Mass, la gran escena de Resurecction en la iglesia y claro un fragmento del opening de West Side Story, entre otras.
Entonces… ¿vale la pena ver Maestro?
Como última nota, Maestro entrega una estruendosa sinfonía visual, pero con una narrativa un tanto desafinada. Cooper intenta masticar más de lo que puede morder. Hay momentos brillantes en esta cinta que en primera instancia podrían pasar desapercibidos, pero una vez analizando más detenidamente puede tener una perspectiva más amplia de lo bueno que tiene esta producción, porque vaya que lo tiene.
Valdrá la pena recordar que en gustos se rompen géneros y que esta película en particular no será del agrado de la mayoría. No dudo que alguien encuentre algo que disfrutar de esta cinta que sí tiene elementos apreciables y eso es lo hermoso que tiene este arte. Lo que me puede gustar no necesariamente tiene que gustarte y viceversa, pero no hay duda que en el cine y en el arte hay de todo para todos.
Maestro está disponible en Netflix tanto doblada al español como en su idioma original. Al ser una producción original y exclusiva de la plataforma, recomiendo encontrar la pantalla más grande y juzgar por ustedes mismos si pudo ser mejor.
