Presentando su nuevo álbum Closure/Continuation, la banda británica de rock progresivo experimental brindó un concierto de más de tres horas en el Pepsi Center WTC. La espera de sus seguidores (que parecía eterna) llegaba a su fin gracias a la reunión de la agrupación anunciada después de la pandemia en 2020.
La primera parte del sueño
Ante el estupor de sus fans, el concierto comenzó con «Blackest Eyes», que es de sus piezas más famosas, con una sombría temática sobre asesinos seriales. «The Sound of Muzak» y «Last Chance To Evacuate Planet Earth Before It Is Recycled» fueron joyas que impactaban a los presentes con ejecuciones magistrales con bastante sobriedad y haciendo parecer fácil la complejidad técnica de sus composiciones. Al terminar «Chimera’s Wreck», la banda bromeó sobre su edad y avisaron que tomarían un descanso de 20 minutos.
Además de lo musical, un aspecto que llamó la atención es la prohibición por parte de la banda de emplear el celular durante el concierto, sobre todo para grabar o tomar fotografías. Miembros de seguridad, en una cantidad muy superior a la habitual (que estuvieron presentes durante todo el concierto), eran los encargados de custodiar una noche sin celulares. Por lo anterior, el material del concierto es poco y no de tanta calidad como se desearía.
El nuevo Canon
«Fear of a Blank Planet» fue la encargada de volver a abrir el escenario, para continuar con su nuevo álbum tocado casi en su totalidad. Consolidó que Closure/Continuation ahora es una parte esencial de su legado, y combinado con el aplauso ensordecedor de innumerables devotos apasionados. Avisando que tenían la intención de tocar una canción bastante larga, «Anesthetize» resonó en el recinto acompañada de los gritos y la emoción de todos los presentes.
Las torretas de luz y tres pantallas que los acompañan aceleraron su dinámica para servir de fondo en sus momentos más rockeros y acelerados desde ese instante. Desde vislumbres abstractos como granjas, espacio y biología molecular hasta peatones animados, extrañas plataformas en el agua y, por supuesto, pastillas arremolinadas, siempre había vistas fascinantes para contemplar.
Salvo algunos momentos cumbre del concierto, el espectáculo parecía rutinario y le faltaba la pasión por parte de la banda en la mayoría de las canciones. Es claro que sus grandes éxitos les emocionan, pero no se puede afirmar lo mismo de todo su material. En ocasiones, el sistema de sonido estaba desajustado, con el volumen de la guitarra tan alto que no se podía escuchar el teclado, como en la canción «Sleep Together».
Al margen de los detalles, su actuación fue increíble porque, estuvo llena de buenos recuerdos y excelente música. Los seguidores más asiduos de Steven Wilson y compañía notaron errores en la ejecución (y un olvido de la letra por parte del frontman), pero el sentimiento general parece ser que la banda hizo un trabajo memorable.
Al final de este sueño hecho realidad, «Halo» y «Trains» fueron las seleccionadas para cerrar este histórico concierto, con las leyendas del rock progresivo satisfechos con su presentación y la respuesta del público mexicano. Esperemos que para su próximo concierto no falte más de una década.