Este 2024 presenciaremos una multitud de eventos fundamentales para la protección de los estados democráticos. Por un lado, estamos viviendo el año donde más puestos de elección popular serán votados a nivel mundial. Por otro lado, es evidente un declive constante en la calidad de la democracia; síntoma de distintos males que conviene analizar.
IDEA International, la ONG que realiza el informe más completo del estatus de las democracias, delimita cuáles son los factores a analizar a nivel mundial para catalogar la salud democrática de un país. Algunas cuestiones a considerar son: las guerras y su consecuente afectación a los servicios básicos (verbigracia Ucrania), la migración forzada, los golpes de Estado (como veremos más adelante, en África), la polarización tóxica y los ataques a los organismos electorales (América).
La cuarta edición del informe El estado de la democracia en el mundo del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, nos presenta dos afirmaciones contundentes. La mitad de las democracias mundiales están decayendo en calidad y los regímenes autoritarios extienden su dominio.
Este problema no es nuevo. En la plática “Crisis y fragilidad de la democracia en el mundo”, dada en 2022 ; la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Michelle Bachelet se refirió a esta cuestión. Declara que en 2021, el nivel de democracia que una persona media podía disfrutar en el mundo se había reducido a niveles de 1989. También, explica que el número de países que oscilan hacia el autoritarismo es tres veces superior al de aquellos que se inclinan hacia la democracia.
Autoritarismo reforzado
Existen muchos motivos por los que este fenómeno se esté dando. Ya mencionamos la creciente polarización ideológica de la población, Estados Unidos y Brasil son notorios ejemplos de ello. También es importante mencionar los golpes de estado que vemos en múltiples países africanos, como lo han detectado analistas de la Deutsche Welle y BBC, que identifican un patrón regional; y, por supuesto, la guerra que se desarrolla en Ucrania.
Como autoridad intelectual en el país, Lorenzo Córdova, exconsejero presidente del INE, presenta, en la plática dada junto con Adam Jan Przeworski para Central Electoral, 4 posibles factores que pueden estar acelerando el socavamiento de los sistemas democráticos.
- En primera instancia: el descontento social con las democracias “por su falta de resultados en la solución de los grandes problemas de nuestros tiempos.”
- La crisis de credibilidad por parte del electorado de las instituciones centrales de la democracia, es decir, de partidos y parlamentos.
- La nueva potencialidad disruptiva de la desinformación en la era de las redes sociales y;
- La existencia de sociedades cada vez más polarizadas políticamente.
Fragilidad de la democracia
El problema del declive democrático es que resulta invisible hasta que es demasiado tarde. De acuerdo con Przeworski, Existen actos donde “son flagrantemente antidemocráticos, otros extremadamente sutiles, algunos más parecen legales y democráticos”. Eso si, esto no evita que muchos de ellos tengan consecuencias «muy peligrosas, nefastas para la democracia» a pesar de que aquellos legales son «odiados por la oposición, pero en nada afectan en democracia de manera directa”.
Pueden existir acciones y políticas que puedan parecer legales, o incluso que se abanderen bajo el discurso de la democracia. Sin embargo, tras analizarlas a fondo, considerando las consecuencias que posteriormente desembocan, podemos llegar a la conclusión de que provocan un daño irreversible a los sistemas democráticos.
Lo que vemos en México (y otros países de Latinoamérica) es el intento de acribillar a los órganos de gestión electoral al igual que a los tribunales constitucionales. En adición a ello nos encontramos con un sometimiento de los medios de comunicación al poder estatal.
La gota que derrama el vaso
Pero ¿cómo llegamos aquí?, ¿existe una culpa histórica por parte de gobernantes pasados?
Durante el siglo XX, el PRI se convirtió en símbolo de la falta de transparencia, de candidatos incompetentes y una corrupción flagrante. Es por ello que la sociedad mexicana se ha visto seducida a renunciar parte de su libertad política; con tal de tener esa figura que les inspira confianza y les otorga una falsa apariencia de bienestar. En 2018, México decidió que nuestro nuevo mandatario sería Andrés Manuel López Obrador. La inconformidad histórica del pueblo que desembocó en la elección de un líder con un discurso disruptivo, el cual mandaba al diablo a las instituciones y concentraba el poder en su figura, de manera casi profética. Un verdadero mesías tropical como lo definiría Enrique Krauze.
Este fenómeno se puede reflejar en el resto del mundo donde, además la desinformación y polarización idológica se han convertido en algunas herramientas principales de los gobiernos autoritarios. En Estados Unidos nunca hemos visto una polarización tan intensa, misma que ha llevado a un lento pero constante aumento en la violencia y rompimiento de estructuras sociales. Esta situación podría llevar, de nuevo, a la elección de un presidente cuya principal estrategia de campaña es un discurso de odio que promete transformar aun país de electores inconformes con su estilo de vida.
El ocaso de la democracia
Es momento de traer a la conversación a Anne Applebaum, escritora del libro “El ocaso de la democracia”. En una entrevista que dio para la BBC Mundo,la autora encuentra un hilo conductor entre la polarización en América, el populismo y el comportamiento de gobiernos autoritarios: la pérdida del Estado de Derecho.
Explica dos interesantes fenómenos: primero, esta perdida es algo que sucede en las democracias que en algún momento se consideraron indestructibles y que se está desarrollando en múltiples países al mismo tiempo.
Problema de todos, no de algunos
En todo el mundo se está viviendo un debilitamiento democrático, al mismo tiempo que celebramos la mayor celebración de elecciones en la historia. Los tiempos coincidieron y este año, más de la mitad de la población mundial irá a sus respectivas urnas para decidir el futuro de sus países.
Es momento de dar un recorrido por el mundo, analizando el calendario electoral por regiones y apuntando al carácter crucial de algunos de los comicios en contraposición con el estado de su sistema democrático.
Entramos a Latinoamérica, donde las figuras presidenciales han tomado una fuerza inconmensurable y donde, este año, se celebrarán 6 elecciones presidenciales.
México
Por nuestra parte, más de 100 millones de mexicanos iremos a los comicios con el poder de modificar la dinámica de poder que vivimos en el país. Este 2 de junio, la contienda presidencial se disputa entre una mujer que funge como la antítesis del mandatario en turno y otra que representa la ratificación oficialista un partido que ha atacado la democracia por diversos flancos. Mediante ataques hacia los medios, intentos de reformas constitucionales (y legales), en adición a una dolorosa impunidad con los cárteles, mismos que amedrentan y desaparecen periodistas por montones.
Prueba de ello es que el país se encuentra ante el proceso electoral más violento de su historia. En las últimas semanas hemos observado dos tipos de imposición de candidatos:
- La imposición positiva, representada por el posicionamiento de un candidato en la boleta por su partido;
- y la imposición negativa, que es la remoción de las candidaturas por el asesinato y extorsión que resulta en la baja de los que ocupan dichas candidaturas, dejando un vacío en las opciones de la ciudadanía.
Las encuestas no mienten, la política de El necio ha demostrado ser una fuerza de atracción inmensa hacia las poblaciones vulnerables del país. Al estilo del viejo PRI, eso parece inspirar el voto al partido institucional.
¿En el resto del continente?
En un primer momento, se reeligió a Nayib Bukele como el presidente de El Salvador. El autodenominado en X (antes Twitter) “Dictador más cool del mundo mundial” ha conseguido perpetuarse en el poder tras un populismo punitivo exacerbado y un amplio currículum en violaciones a Derechos Humanos.
Y está la cuestión “Maduro”, el líder absoluto de la dañada República de Venezuela. El mandatario tiene entre las rejas a cada persona que ha aspirado a convertirse en fuerza opositora para las próximas elecciones, las cuales tienen toda la pinta de un simple ejercicio propagandístico para dar a la idea de que su gobierno es legítimo de algún modo.
Estados Unidos
Reitero, las encuestas no mienten. Hoy en día Donald Trump sigue con una importante ventaja sobre Joe Biden. Los estados péndulo (aquellos que no tienen una inclinación política fija histórica y que cada elección pueden dar un resultado distinto) parecen tener al magnate estadounidense como su preferido.
Si pintamos la actualidad norteamericana, no sorprende a nadie que la balanza se incline hacia un posible retorno del ex-presidente republicano. Los últimos 4 años (bajo un gobierno demócrata) se han enfocado en una política exterior muy activa con resultados muy costosos para la economía, lo que ha causado el descontento de los estadounidenses.
A su vez, la actual (y desastrosa) estrategia económica estadounidense ha mejorado la idea que el electorado general tenía de Donald Trump. Siendo un empresario, durante su mandato administró a Estados Unidos como una empresa – y una muy agresiva.
Esto es síntoma de otro efecto que anteriormente mencionamos: la gente está dispuesta a permitir la entrada a un presidente con tintes autoritarios, polarizante, y demagogo a cambio de seguridad económica.
Dando vuelta al mundo
Haciendo un último análisis de las perspectivas mundiales de cara a las elecciones más complejas, podemos detectar muchos fenómenos.
Los diversos golpes de estado en el Sahel africano han derivado en una región generacionalmente empobrecida y con una fuerte concentración terrorista, lo que vuelve crucial el desarrollo de procesos electorales en la zona. Entre ellos se encuentran Senegal, Chad, Mali y Argelia, todos catalogados como regímenes autoritarios.
En países árabes como Irán y Pakistán, que no se caracterizan por la transparencia en sus procedimientos, aún así, la población irá a las urnas.
Y en un proceso menos crítico pero igual de importante, la Unión Europea tiene una labor electoral monumental al elegir a su parlamento. Lentamente, el continente ha estado viendo un ascenso de fuerzas conservadoras que, muchas veces, detonan en extremas derechas que pueden poner en peligro esta democracia pacífica que Europa tardó tanto en instaurar.
Historia de la democracia en directo
Todo el peso de la historia está poniendo su legado en manos de la mitad de la población mundial. Nuestro deber está en que hemos de levantarnos a dar la última batalla por los derechos que tanta sangre y tantas voces nos han costado.
No importa en donde estén, no importa sus banderas, salgamos a votar por el mundo que queremos.