Jorge Cuchí, con tan solo tres cintas a su nombre, nos trae una película retadora y provocativa pero necesaria. El filma toma un tópico sensible y trágicamente real, sobre todo en nuestro país, el cual es la violación. Sin caer en lo «telenovelesco» ni en lo excesivamente politizado tenemos un crudo retrato de lo que muchas mujeres desgraciadamente viven a diario. De esto se trata Un Actor Malo, una cinta que se sale de la norma que el cine mexicano ha seguido por años.

¿De que trata Un Actor Malo?

Un Actor Malo
Imagen recuperada de La Estatuilla

Un Actor Malo cuenta la  historia de cómo, mientras rodaban una escena de cama, Sandra encarnada por parte de la bellísima Fiona Palomo, acusa a su compañero de rodaje Daniel, interpretado por Alfonso Dosal, de haberla violado durante la toma. Esto paraliza el rodaje y vemos en tiempo real cómo se desenvuelve la problemática, así como a los personajes reaccionar ante lo sucedido. Poco a poco la historia se va convierte en una bola de nieve que no deja de desencadenar eventos desastrosos mostrando las verdaderas caras de los involucrados.

Promete y cumple

Imagen recuperada de UnoTV

Iniciaré con el punto más fuerte que tiene la cinta: Fiona Palomo. Su actuación transmite absolutamente todo lo necesario de manera sincera, auténtica y emotiva. Su papel era exigente en proporciones estratosféricas y Fiona, como la estrella que es, llega a brillar con una interpretación y personaje que se roban el filme.

Pero su co-estrella no se queda atrás. Alfonso Dosal sirvió de un gran antagonista, como un verdadero contrapeso para Sandra. Alfonso sale totalmente de los papeles a los cuales está acostumbrado, presentando un reto y una oportunidad para él. Si están acostumbrados al Dosal de 3 Idiotas, Hazlo como Hombre, creánme que esa idea se le va a desaparecer rápidamente. 

Imagen recuperada de MUBI

Los dos actores tienen una gran conexión y a la vez los diferentes puntos de vista en temas de esta índole. Esto logra generar una perspectiva más clara y en carne propia de lo que situaciones como esta conllevan, además de la pesadilla psicológica, legal, social y burocrática que apenadamente carga una violación. El hecho que la mayoría del largometraje toma lugar en una sola locación mayoritariamente, da pie a un sentimiento de confrontación y de sin escape, totalmente ad hoc con su narrativa.

No todo es perfecto

Imagen recuperada de UDG TV

Si bien la cinta consigue acertar en muchos aspectos, no es un diez perfecto. Mi más grande queja es su tercer acto. Si bien refleja una consecuencia social real que se desencadena en esta clase de eventos, me sacó de la narrativa que ya me planteó la cinta y en su lugar sentí que estaba viendo La Purga edición chilanga. ¿Es algo que pasa? Si. ¿Era totalmente necesaria esa vía en lugar de un final un tanto más íntimo y a menor escala como lo que nos habían presentado? Yo creo que no. Comprendo que se buscó reflejar como un solo error puede arruinar tu vida, pero se sacó de proporción de una forma un tanto burda, aunque no estropea toda la cinta como tal.

Otra queja menor a la anterior, pero importante de todos modos, es que en algunas escenas, en lugar de ser cuasi-documental, termina por sentirse como amateur en varias ocasiones. Más que nada por el trabajo de cámara, hay muchas ocasiones en las que resalta la tensión de la puesta en escena y amplifica las actuaciones de Dosal y Palomo, como sin dudas la mejor escena de toda la cinta en la que los dos conversan sobre lo sucedido, y otras en que simplemente resulta distractor y disruptivo, como en casi todo el tercer acto. El uso de la shakey cam y la hanheld interrumpieron un poco lo ya creado en las primeras dos horas.

Vestigios de esperanza para la industria nacional

Un Actor Malo se adentra en las fauces de un problema real y lo hace con una gallardía y sensibilidad admirable. A pesar de no ser perfecta, preferiré mil veces una apuesta arriesgada que ofrece más que estereotipos a la misma comedia sosa y burda en la que «seguro» recuperan su inversión. El largometraje crea un campo de cultivo en el cual se mira con microscopio lo que conlleva esta clase de sucesos. Importa poco si es de creencia feminista o no, la cinta refleja que lo que está mal lo está y punto. No ofrece sermones politizados redundantes sino que muestra la realidad de lo que pasa y que no debería de ocurrir. No se muestra a Daniel como un monstruo, sino como una persona que se equivocó y debe pagar por ello; no es culpa de Sandra lo que le haya ocurrido.

La película se presenta en las salas de cine comerciales en nuestro país, así como también en la cineteca nacional. Si bien solo ya no hay muchas funciones disponibles, les pido que se den el tiempo de reflexionar ante esta apuesta que merece ser vista y comentada. ¿Cómo podemos exigir mejor industria sin involucrarnos en ella? El cine también busca ser provocador y retador, esta cinta definitivamente lo logra. Nos vemos en el cine.