Gracias a una cadena de observatorios de la ESO (European Southern Observatory), los científicos pudieron detectaron un evento de disrupción de marea (TDE, por sus siglas en inglés) que ocurrió a 215 millones de años luz de la Tierra. Una estrella fue deformada y devorada por un agujero negro. Los resultados de la investigación fueron anunciados el pasado 12 de octubre.

El TDE aporta esos ingredientes por los cuales un objeto cósmico, como una estrella, «sufre» un proceso de «espaguetización».

«La idea de que un agujero negro ‘succione’ una estrella cercana suena a ciencia ficción. Pero esto es exactamente lo que sucede en un evento de interrupción de las mareas», dice el autor principal del estudio, el doctor Matt Nicholl. «Pudimos investigar en detalle qué sucede cuando un monstruo así se come una estrella», continúa.

 

«Es relevante porque aún tenemos muchas interrogantes sobre cómo se comporta la materia en la cercanía de un agujero negro y sobre todo en un campo gravitacional tan intenso», dice a BBC Mundo el astrofísico Ezequiel Treister. «Esto se vuelve un excelente laboratorio para estudiar este comportamiento».

¿Qué es la ‘espaguetización’ en un agujero negro?

Treister, profesor en el Instituto de Astrofísica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, explica que la «espaguetización» comienza cuando una estrella se acerca demasiado a un agujero negro supermasivo.

«La atracción gravitacional producida por el agujero negro hace que la estrella pierda su forma, su estructura, para terminar siendo destruida y absorbida por el agujero negro. Eso genera el fenómeno de evento de disrupción de marea», indica.

[giphy giphy_id=»5xsVPLFdyNa0w»]La materia se estira por las fuerzas gravitatorias de manera que termina pareciendo un fideo.

«Cuando la estrella termina de caer en el agujero negro, se producen un montón de efectos. Una gran cantidad de energía puede impactar la galaxia y el entorno que rodea al agujero», añade Treister.

Estos fenómenos suelen difíciles de estudiar debido a que se genera una «cortina» de polvo y múltiples escombros, dificultando su observación. Pero lo visto en el espacio exterior por los científicos liderados por Nicholl fue diferente.

Foto: ESO

¿Cómo fue capturado el momento y por qué ayuda a conocer más?

Este evento TDE, identificado como AT2019qiz, fue captado en un momento muy oportuno. Pudo ser estudiado con un detalle «sin precedentes» porque se detectó poco tiempo después de que fuera destrozada la estrella que lo generó.

Esto fue posible a la colaboración durante seis meses entre una cadena de observatorios alrededor del mundo: el Very Large Telescop del Observatorio Europeo del Sur, el Telescopio de Nueva Tecnología, el Observatorio Las Cumbres, y el observatorio espacial Swift.

«Varios análisis del cielo descubrieron emisiones del nuevo evento (…) Inmediatamente apuntamos un conjunto de telescopios terrestres y espaciales en esa dirección para ver cómo se producía la luz», explica Thomas Wevers al dar a conocer el estudio.

La estrella que lo produjo tenía una masa similar a la del Sol. Nicholl explica que perdió la mitad de esa masa al interactuar con el agujero negro que es «un millón de veces más masivo».

Treister explica que el desarrollo de una red global de observatorios, tanto en tierra como en el espacio, ha permitido a los científicos dar un salto «exponencial» en la investigación de estos fenómenos.