Joe Burrow se instaurado como uno de los mariscales de campo más talentosos de la NFL. Su equipo, los Bengalíes de Cincinnati, se ganaron su boleto para disputar el trofeo Lombardi tras vencer a los favoritos Jefes de Kansas City. El egresado de LSU busca convertirse en el primer jugador en la historia en ganar el Heisman, el Campeonato Nacional de la NCAA y el Súper Tazón.

En gran parte, la fórmula del éxito de este sorpresivo equipo recae en las habilidades del «Tiger King», su mariscal de campo y Ja’Marr Chase, su receptor número uno y probable novato del año. El camino de Burrow no ha sido nada convencional, aquí te contamos todo sobre cómo ha llegado hasta aquí.

Los inicios de Joe Burrow

De nombre Joseph Lee Burrow, nació el 10 de Diciembre de 1996 en Ames, en el estado de Iowa. Su padre fue entrenador durante toda su vida, lo que hizo que Burrow sintiera pasión por el fútbol americano. Gracias a que su padre fue contratado como entrenador defensivo de la Universidad de Ohio, Joe estudió en la Preparatoria Atenas.

En su época de bachillerato, tuvo grandes actuaciones y llamó la atención de scouts de toda la nación. Acumuló más de 13,000 yardas totales y 184 anotaciones en su estadía en la institución.

Fue considerado un recluta de cuatro estrellas y se comprometió con la Universidad de Ohio. Cabe mencionar, que gracias a su habilidad atlética, también jugó basquetbol en la preparatoria y también fue invitado como jugador de baloncesto por universidades, pero él se decantó por el emparrillado.

Su época universitaria

«Joe Cool» no fue elegible en su primer año en la Universidad de Ohio. Durante las siguientes dos temporadas, Burrow fue suplente, pero disputó 10 partidos, pero no levantó muchas expectativas. En su tercer año, era momento de determinar si se quedaría con el puesto titular, pero Urban Meyer, el coach de la Universidad de Ohio, prefirió a Dwayne Haskins.

Tras graduarse, Burrow pidió una transferencia a la Universidad Estatal de Lousiana (LSU). En su primer año en LSU, mostró algunas luces y llevó a los Tigres a un sexto lugar nacional con un récord de 10-3 y una victoria en el Fiesta Bowl. Tuvo números buenos a secas y reafirmado como mariscal de campo titular para su último año de elegibilidad.

En 2019 fue cuando todo explotó y su nombre se dio a conocer por todo Estados Unidos. Apenas en su segunda semana lanzó para 471 yardas en contra los Longhorns de Texas. Se convirtió en una tradición que cada semana acumulará más de 300 yardas por aire.

Rompió los récords de la SEC en mayor cantidad de yardas por aire y en anotaciones. Fue nominado para el trofeo Heisman y lo ganó por un margen de mil 800 votos.

En los playoffs del colegial, pasó por encima de la Universidad de Oklahoma por un marcador de 63-28 y anotó ocho touchdowns totales, siete por aire y uno por tierra, tan solo en la primera mitad. En la final, LSU se enfrentó a Clemson, comandado por otro gran prospecto, Trevor Lawrence.

Burrow salió avante y se declararon campeones del FBS al vencer a Clemson 42-25. En su último año colegial, terminó con cinco mil 671 yardas por aire, 60 anotaciones y 202 de rating. Es una de las mejores temporadas estadísticamente de toda la historia de la NCAA.

Joe Burrow, de Tigres a Bengalíes

Al tener el peor récord en la temporada 2019, los Bengals de Cinccinati tenían la primera selección del Draft de 2020. Era un secreto a voces que irían por Burrow, que generaba algunas dudas entre los analistas y scouts, porque a pesar de haber acumulado estadísticas a placer, era un novato de 24 años. Aún así el equipo de Ohio utilizó su primera selección en él.

Tuvo un impacto inmediato en la ofensiva de Zac Taylor. Tras ocho semanas ya había mostrado su valía y estaba ganando ritmo, ya que mostró una gran adaptación al nivel profesional. Rompió récords de novato, como más pases completos en sus primeros ocho encuentros y más pases completos en un solo partido para un novato.

En su partido de la semana 11 en contra del conjunto de Washington, gracias a las falencias de su línea, fue severamente lastimado. Salió del encuentro y sufrió dos roturas de ligamento y se perdería el resto de la temporada. El futuro parecía prometedor para el equipo con Burrow a su mando, la clave estaba en una recuperación exitosa.

La temporada 2021

Gracias a la lesión de Joe Burrow de nueva cuenta los Bengals tuvieron un récord negativo y obtuvieron una selección alta en el reclutamiento. De manera controversial, a pesar de sus necesidades aparentemente más esenciales, seleccionaron a Ja’Marr Chase, receptor y ex compañero de Burrow en LSU. El tiempo le dio la razón al equipo.

La ofensiva de Cincinnati fue electrizante de la mano de esta mancuerna. Ganaron la AFC Norte, que no la habían ganado desde 2015. Aunado al ataque, la defensa de los Bengals ha estado a la altura y ha atormentado a los ofensivos rivales.

Joe Burrow cerró el año rompiendo récords de la franquicia con cuatro mil 611 yardas y 34 touchdowns. En todos sus partidos de postemporada, partieron como la víctima, pero han sorprendido a propios extraños. En la ronda divisional se enfrentaron a los Titanes de Tennessee, un encuentro que vio a «Joe Cool» ser capturado en nueve ocasiones y aún así llevarse el encuentro. Una muestra más de la resiliencia y portento del originario de Iowa.

En la final de la conferencia Americana, contra todo pronostico vencieron a los siempre favoritos Jefes de Kansas City y a Patrick Mahomes, a pesar de un marcador de 21-3 en el segundo cuarto. Joe Burrow y los Bengals nunca bajaron los brazos y ganaron el partido por 27-24.

Los Bengals de Cincinnati se han instalado en el Súper Tazón, lugar al que no habían llegado desde 1988. En una serie de eventos inesperados, el equipo de Ohio se coronó campeón de la Conferencia Americana, tan solo dos temporadas después de haber obtenido el peor récord de la NFL. Se está gestando una historia de proporciones épicas.