Los tiburones se han convertido en víctimas indirectas del COVID-19 pues del aceite de su hígado se obtiene el escualeno, una sustancia usada en los coadyuvantes de vacunas.

Para obtener sólo una tonelada de esta sustancia se necesitan matar entre 2,500 y 3,000 tiburones, señala a Efe Stefanie Brendl, directiva de Shark Allies, una organización que ha investigado el asunto y advertido del riesgo que corren millones de escualos (tiburones).

Bendl, que lleva dos décadas dedicada a la conservación de estos animales que ayudan a la salud de los océanos, afirma que no se busca el fin de la investigación y elaboración de las vacunas, sino que se aprovechen otras fuentes para obtener el escualeno.

¿Pensar en el planeta o en el COVID-19?

Brendl señala que ese compuesto orgánico (que utiliza sobre todo la industria cosmética) se puede obtener a partir de plantas y bacterias y pide que se piense en el planeta y no sólo «en los dólares».

Como es de suponer, la industria farmacéutica busca el escualeno de los tiburones por ser más barato, comercializado sobre todo por países asiáticos.[giphy giphy_id=»RHZN4cUDD79za»]

Desde antes de la llegada del COVID-19, Shark Allies llevaba tiempo estudiando las consecuencias que conlleva tomar el escualeno de vida submarina por la industria cosmética, según cuenta Brendl.

Usar tiburones como fuente es “corto de miras, de resultados impredecibles y no sostenible”, según la compañía ecologista, cuando existen alternativas más efectivas que no ponen en peligro a un animal con población finita.

Petición de firmas

Shark Allies ya ha iniciado en la plataforma Change.org una campaña de recogida de firmas en apoyo de una petición dirigida a las autoridades de EE.UU., la Unión Europea, el Reino Unido y China y a la industria farmacéutica y de atención médica.

Se busca una fuente segura que no dependa de importaciones de países que en algún momento podrían poner controles a las materias primas y garantizar un suministro a largo plazo y con mayores controles de calidad.

«El escualeno de tiburón no es un ingrediente único o «mágico». La estructura química del compuesto escualeno (C30H50) es idéntica a las alternativas no animales, su eficacia en las vacunas debe ser idéntica.» subrayan en la página de la petición.

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El hígado y su aceite en los tiburones

La OMS subraya en su web que el escualeno es componente de algunos coadyuvantes que se añaden a las vacunas para reforzar la respuesta inmune y menciona como ejemplo la vacuna de la gripe (FLUAD, Chiron) que contiene 10 miligramos de ese compuesto por dosis.

A diferencia de otros peces, los tiburones no tienen una cámara de aire, es la gran cantidad de aceite producido en el hígado lo que les permite flotar, explica la especialista Brendl.[giphy giphy_id=»D7C2LcksSV7fG»]

Shark Allies teme que por la demanda de vacunas contra el COVID-19, las población de tiburones pueda verse en decrecimiento “año a año” y llegar a desaparecer.

Con información de Forbes México

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