Actor, guionista, productor, director y músico. Cinco películas dirigidas (cuatro de ellas estrenadas en festivales de Cannes), nominaciones por montones y más de 25 premios. Un joven canadiense de 26 años y, según algunos críticos, un genio. Sí, se trata de Xavier Dolan.

Acostumbrado desde pequeño a las cámaras, Dolan adquirió el gusto por el cine y todo lo que hay detrás de éste, aunque también tenía otra gran pasión: la escritura. Las dos cosas favoritas de un joven de tan sólo 19 años de edad se unieron para dar paso a su primera película, ganadora de diversos premios y aclamada por la crítica: J’ai tué ma mère (2009).

Luego de este primer largometraje, aparecieron películas como Les Amours Imaginaires en 2009, Laurence Anyways en 2012, Tom à la ferme (adaptación de la obra de Michel Marc Bouchard) en 2013 y Mommy en 2014. Todas con una trama diferente y auténtica, que van desde un thriller psicológico hasta cuestiones existenciales. Se podría suponer que estas películas no tuvieron un gran éxito debido al corto tiempo que llevó su realización; por el contrario, tuvieron la misma o más fama que la primera.

Como si no fuese suficiente, la participación de Xavier no se quedó solo en dirección, actuación y producción. El joven director involucró en la dirección sonora de sus películas; y es que, en varias ocasiones, ha afirmado que ama hacer todo el trabajo pues para él no es suficiente supervisar.

Así pues llegamos a un factor indispensable en el trabajo de Dolan: la música. Bien sabemos que existen muchas emociones que no pueden ser mejor descritas que con la letra o instrumentación de una canción. Pero lograr que todo un público entienda el mensaje que se pretende dar con notas y métrica, eso es totalmente distinto y complicado dado que la música resulta ser algo muy subjetivo. Aunque, contrariamente, Xavier parece hacerlo con facilidad y es que él mismo reconoce a la música como “el alma de las películas”.

Dolan ha creado de la música un recurso narrativo en más de una vez. El instante perfecto en el que la escena indicada se une con la instrumentación necesaria resulta en una maravilla. Llega un momento en el que un diálogo deja de ser necesario y, casi sin percatarnos, comenzamos a ser testigos de secuencias largas en las que nadie habla pero en las que la música explica todo a la perfección.

Más allá de acompañar una escena, la música se vuelve parte de la misma. Se encarga de actuar el rol más importante, que es la del narrador. Haciéndonos percibir sentimientos que ni mil palabras hubiesen logrado; emociones que van desde la risa hasta un llanto discreto. Canciones que nos hacen recordar, y lo más importante, que nos hacen sentir empatía o incluso similitudes de nuestra personalidad con los personajes.

El joven cineasta ha exhibido un lenguaje que muchos directores tardan años en descubrir, y ha sabido cómo hacerlo. Un don o tal vez tan sólo un exhausto trabajo, de cualquier manera, ha encontrado las sinfonías perfectas para cuadros perfectos.

Aunque también hay que dar crédito a las personas que hicieron esto posible. Compositores y músicos que pueden llegar a no tener algo en común, excepto la música. Como Sebastian Bach, Wagner, Vivaldi, Ludovico Einaudi, Andrea Bocelli, Celiné Dion, Oasis, The Police, Dido, Crystal Castles, Moderat, Lana Del Rey, y –una vez más- hasta el mismo Xavier, entre otros.

Parecen ser polos opuestos pero logran mezclarse para obtener un producto encantador que podemos vivir una y otra vez, pasando de ser un complemento, a un factor necesario en cada película; además de que cada pieza está acompañada de grandes actuaciones, generando como consecuencia éxitos incuestionables de la pantalla grande.

A continuación les compartimos algunas escenas que comprueban que la música es el alma en las películas de Xavier Dolan.

https://youtu.be/PoFM4pWCAg0

Shirley E. Reyna (@shirss_)

Nota: Algunas películas de Xavier Dolan no son aptas para menores de edad.