OPINION | Desde que el PREP comenzó a soltar los primeros resultados la noche del 2 de junio, una frase comenzó a sonar en todas partes. Sobretodo en las pantallas de nuestros teléfonos. Pero, no. No, compañeros de historia; México no murió tras la elección del mes pasado – como han afirmado muchos en redes sociales. 

La más reciente jornada electoral demostró que, tras un periodo de alternancia, de nuevo nos encontramos ante la maquinaria de un partido que arrasa en cada elección que se encuentra. Morena (en coalición con demás partidos oficialistas) ha tomado todos los curules que necesitaba en la Cámara de Diputados para alcanzar la mayoría calificada. Y se han quedado a un pelo de conseguir lo mismo en la Cámara de Senadores. 

Esto plantea una cuestión delicada de vista al futuro. Académicos han concluido que la democracia mexicana está en un momento crítico. Abatimientos por parte de la administración saliente, como la sarta de ataques mediáticos contra el árbitro electoral; fueron tan duros que, no es descabellado cuestionar si nuestra democracia podrá soportarlos un sexenio más. Si bien nada está escrito; no parece que la administración de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, desconozca lo traído a la mesa por el actual mandatario, López Obrador.

Aún así, el discurso que se ha propagado en ciertos círculos manifestando: “Hoy murió México”, no puede sorprenderse de ser tachado de pesimista o terriblemente simplista.

Primero que nada, hay que aceptar la realidad, México ganó el domingo. Ganó la democracia, y ganaron los millones de mexicanos que votaron por la permanencia de un gobierno que vieron con buenos ojos.

Podemos señalar que fue una jornada electoral exitosa con altos niveles de participación obtenidos. Y en cuanto a trasparencias, aunque con altibajos, logró cumplir en su mayoría. Adicionalmente, el reconteo de votos resolvió todas las controversias tras obtener prácticamente los mismos resultados que el PREP.

Por lo tanto, el salir de forma impulsiva a gritar que hubo fraude electoral es lamentablemente hipócrita. Especialmente viniendo de quienes participaron en las “Marchas por la democracia”; y hoy afirman – desentonadamente – que Guadalupe Taddei sirvió al poder.

De acuerdo con el predicado de las “Marchas’, el INE es un órgano en el que confiamos completamente en materia electoral. Recordemos que, históricamente, esta ha sido la herramienta clave para regresar la democracia al mexicano común. El INE se asegura de que, en una democracia a veces se gana, y a veces no.

Perdedores hay en todas las elecciones del mundo. Fue la perseverancia la que hizo llegar a MORENA al poder; y es la perseverancia la que convertirá a la oposición en un contrapeso real, al servicio de la democracia.

Para llegar a ahí tenemos que ser necios, seguir marchando. Aquellos decepcionados con esta jornada electoral no podemos permitirnos dejar morir el espíritu democrático – si tememos la llegada de una autocracia sin retorno. La idea no es nueva; desde hace décadas se ha derramado sangre en nombre de la democracia y solo nosotros decidiremos si ha sido en vano.

Es momento de cortar con el discurso apocalíptico y empezar a pensar a futuro. Al final, somos nosotros quienes tenemos el deber de juzgar cada paso y decisión que tome la siguiente presidenta, su gabinete y el nuevo Congreso.

México está vivo y muy vivo; palpitante, regocijante de vida. Ningún gobierno puede hacer que se apague. Mientras haya un espíritu libre en esta tierra, existirá la esperanza de un México democrático.