CDMX.- Para el doctor Gregorio Ignacio Ibarra, fundar el Laboratorio de Análisis de Oncohematología (LAOH) en Culiacán 98 colonia Hipódromo representó el cumplimiento de un sueño, un sueño que se resquebrajó hace un año, en el sismo del 19 de septiembre y que, hasta la fecha, no ha logrado recuperar.

El pasado martes, el médico nos recibió en su oficina, en el departamento de hematología del hospital del IMSS Gabriel Mancera para contarnos su experiencia aquel día que la tierra se sacudió, y lo que ha sucedido desde entonces.

Ignacio nos narró que fundó LAOH junto con cuatro hematólogos y una química farmacéutica en 2003, pero, por diferencias en los proyectos de inversión, los otros cuatro galenos se retiraron y solo permanecieron en la asociación, la química y él.

El 19 de septiembre de 2017, relató, se encontraba en su consultorio dentro de LAOH cuando vio que una silla comenzaba a moverse. Ese fue el instante en que descubrió que estaba temblando. Corrió a la puerta, pues esta era eléctrica, y temía que se atorara e impidiera que él y sus trabajadores pudieran salir.

Su temor resultó infundado y, tras abandonar el inmueble, fue a recoger a su hija a la Universidad Panamericana. En el camino, se encontró con las calles cerradas y un puñado de edificios colapsados.

No fue hasta entrada la noche que volvió a su laboratorio y vio, con sorpresa, que el edificio tenía grietas tan profundas que se podía ver a través de ellas el otro lado de la pared. Aún con la esperanza de rescatar el edificio, llamó a varios arquitectos para que revisaran la estructura. El veredicto fue unánime: podía haber un colapso en cualquier momento y era necesario evacuar cuanto antes.

Tras vaciar el inmueble, guardó todo el material en una bodega y paró por completo las labores que realizaba en LAOH, mientras encontraba un nuevo sitio para el consultorio.

Creyó haber descubierto el lugar ideal en diciembre, cuando encontró una casa lista para remodelar. Sin embargo, pronto surgió un inconveniente: la residencia no contaba con el uso de suelo.

La dueña, narró el médico, ofreció arreglar la situación por debajo del agua, pero él se negó. Desde entonces, está en la búsqueda de un local idóneo para LAOH.

Ya es un año de que tuvo que cerrar su negocio, pero Ignacio no se desanima. Él confía en pronto encontrar el inmueble adecuado y poder revivir aquel sueño que se truncó el pasado 19 de septiembre.