En su segunda película, The Substance, la directora Coralie Fargeat reafirma su talento y audacia, llevando el cine de terror a un nuevo nivel. Fargeat, quien ya había explorado el horror estilizado en su ópera prima Revenge, utiliza su nueva obra para adentrarse en temas más profundos y complejos. Esta vez, el terror no se limita a provocar sustos; se convierte en un potente medio de crítica social, enfocándose en las ansiedades culturales y sociales relacionadas con la juventud, la belleza y la relevancia en una sociedad obsesionada con las apariencias.

Elisabeth Sparkle

Imagen recuperada vía Cineverse.

En el centro de esta perturbadora narrativa se encuentra Demi Moore, quien interpreta a Elisabeth Sparkle, una actriz en decadencia que se enfrenta a los rigores de la industria del entretenimiento. A lo largo de su carrera, Moore ha lidiado con el escrutinio público y ha interpretado papeles que desafían las normas establecidas. En The Substance, su personaje encarna una versión exagerada de sí misma: una ex estrella de Hollywood que ha visto cómo su juventud y relevancia se desvanecen lentamente.

Elisabeth, quien en sus días de gloria era un símbolo de belleza y éxito, se encuentra en una encrucijada emocional tras ser despedida de su trabajo debido a su edad y apariencia. Su desesperación la lleva a buscar un tratamiento experimental que promete devolverle la juventud, lo que se convierte en una metáfora de la lucha interna que muchas mujeres enfrentan en su búsqueda de aceptación. A través de esta narrativa, la película aborda cómo la sociedad margina a las mujeres a medida que envejecen, planteando preguntas sobre la autoaceptación y la lucha contra los estándares de belleza impuestos.

El problema de la aceptación

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La actuación de Moore es destacable por su intensidad emocional, logrando reflejar la complejidad de su personaje. Elisabeth no es simplemente una mujer obsesionada con su apariencia; es un símbolo de la lucha contra un sistema que la ha moldeado y luego la rechaza. En su búsqueda por recuperar su juventud, se enfrenta a una batalla interna que representa la lucha de muchas mujeres en una cultura que valora más la apariencia que la esencia.

El contraste entre Elisabeth y Sue, la versión rejuvenecida interpretada por Margaret Qualley, agrega una capa adicional a esta dinámica. Sue no es solo una proyección idealizada de lo que Elisabeth solía ser; se convierte en una amenaza para su identidad. La tensión entre ambas refleja un profundo conflicto interno: la aceptación del envejecimiento frente a la tentación de aferrarse a una juventud artificial. Este conflicto se convierte en el núcleo emocional de The Substance, presentando una alegoría de la alienación personal en un mundo que prioriza lo superficial sobre lo sustancial.

¿Cómo se representa el machismo en la industria?

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Otro pilar importante de la película es Dennis Quaid, quien interpreta a Harvey, un ejecutivo de la industria del entretenimiento. Harvey representa la crueldad y la indiferencia hacia las mujeres en este entorno superficial. Su personaje encarna las actitudes tóxicas que predominan en Hollywood, simbolizando a esos hombres que están dispuestos a sacrificar a cualquier mujer por el éxito.

La actuación de Quaid es memorable, ya que captura a la perfección la grotesca caricatura de un hombre que ve a las mujeres como objetos en lugar de seres humanos. Su interpretación es un recordatorio escalofriante de los tipos de individuos que manejan los hilos detrás de cámaras, y su presencia en la película aporta un tono inquietante que resuena con las realidades de muchas mujeres en la industria.

Estilo visual

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The Substance no solo destaca por su narrativa; también es rica en referencias cinematográficas que enriquecen la experiencia del espectador. La película evoca el cine de David Cronenberg, famoso por su exploración del horror corporal y las ansiedades culturales en torno a la identidad y la transformación del cuerpo. Fargeat utiliza estos elementos no solo como una forma de impacto visual, sino como una herramienta para profundizar en los miedos y obsesiones de la sociedad contemporánea.

La estética visual de la película también se asemeja al estilo de Stanley Kubrick, con colores vibrantes y contrastes oscuros que crean una atmósfera surrealista y onírica. La cuidadosa dirección de arte y la cinematografía contribuyen a un mundo donde la superficialidad y la obsesión por la apariencia son palpables, creando un entorno que atrapa a los personajes y, por extensión, al público.

¿A qué suena la cinta?

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La banda sonora, compuesta por Raffertie, juega un papel crucial. Las composiciones pulsantes y energéticas intensifican la sensación de delirio y paranoia que permea la película. La música, combinada con el diseño de producción, crea un ambiente donde los temas de superficialidad y obsesión por la apariencia se reflejan en cada detalle, desde los decorados hasta los trajes de los personajes.

Esta integración de música y visualidad no solo enriquece la narrativa, sino que también ayuda a transmitir el estado emocional de los personajes. La banda sonora actúa como un eco de las ansiedades que enfrentan, amplificando la tensión y el horror inherente a su búsqueda de aceptación.

Am I pretty enough?

Imagen recuperada vía With Ashley And Company.

En última instancia, The Substance es una crítica mordaz sobre la cultura contemporánea y su obsesión con la juventud y la belleza. A través de sus poderosas actuaciones y la dirección audaz de Fargeat, la película se establece como una obra significativa dentro del género del horror corporal. No se limita a asustar; también invita a la reflexión sobre los peligros de una sociedad que valora el valor superficial sobre el interno.

La película no solo presenta el horror físico de la transformación del cuerpo, sino que también revela las consecuencias psicológicas de perseguir la juventud a cualquier costo. Al hacerlo, el filme plantea preguntas inquietantes sobre la identidad, la autoaceptación y el precio de vivir en un mundo que exige la perfección física.

En conclusión…

Imagen recuperada vía Deadline.

The Substance es una obra maestra contemporánea que combina el horror y la sátira para ofrecer una crítica profunda y relevante sobre la cultura del siglo XXI. Con interpretaciones memorables de Demi Moore y Margaret Qualley, y una dirección que desafía las convenciones del género, Fargeat ha creado una película que resuena más allá de su narrativa, invitando a la audiencia a reflexionar sobre sus propios valores y percepciones sobre la belleza y la juventud. En un mundo donde la apariencia a menudo eclipsa la esencia, esta película se erige como un recordatorio del peligro de permitir que la superficialidad defina nuestro valor.