Debo decir que lo único que sabía de The Crow era su existencia como adaptación de una novela gráfica y el sensible fallecimiento de Brandon Lee a causa de un accidente con un arma de fuego en el set. Pero con el hecho de que iba a tener un remake, decidí verla y averiguar por qué tenía tanto culto detrás.
Después de verla, fue muy fácil ver por qué es una película tan querida. La magnificencia y grandilocuencia de su estética, si bien es un producto de su tiempo, ha dejado una marca indeleble, en su gran mayoría gracias al difunto Lee, pero a su vez también a la historia que se logra construir, si bien es simple, es efectiva a más no poder. No por nada sigue siendo aclamada y querida 30 años después. Quizás si la hubiera visto en mi era emo, hubiera creado un lazo más profundo con la original y un odio más arraigado a este remake de The Crow.
El Recalentado No Sabe Mejor
Cuando se decide si una película merece ser rehecha, el consenso general es que aquellas con premisas fuertes, pero con ejecución cuestionable son las que más se benefician de un remake. Siguiendo esta lógica, la versión de 1994 de The Crow es una mala candidata para una nueva versión. En teoría, es una simple historia de venganza, pero su estilo único, la banda sonora impregnada de rock/punk, y la inolvidable actuación de Brandon Lee la elevaron mucho más allá de su trama simple. La idea de rehacer The Crow sin la estética grunge de los 90´s y sin la emotiva interpretación de Lee parece inútil, ya que estos fueron los elementos que hicieron que la original resonara con la audiencia. Pero vaya, con dinero baila el perro.
El remake de The Crow sigue esencialmente la misma trama central que la película original. Eric Draven, un drogadicto en esta versión que es brutalmente asesinado junto a su novia Shelly, regresa de la muerte gracias al espíritu del cuervo, ya que ante tal tragedia el alma vuelve para encontrar justicia y eventualmente la paz. Transformado ahora en inmortal, Eric busca justicia y venganza contra los criminales responsables de su muerte y la de Shelly. Aunque la estructura de la historia se mantiene fiel al material original, esta versión intenta explorar la relación entre Eric y Shelly de manera más “profunda” , incorporando elementos nuevos como su encuentro y escape de un centro de rehabilitación. Sin embargo, a pesar de estas adiciones, la película acaba siendo insípida, displicente, lisa y llanamente una mala cinta.
¿Nuevo siempre es mejor?
El equipo detrás de la versión 2024 parece argumentar que esta no es una nueva versión de la película de 1994, sino una nueva adaptación de la serie de cómics underground de James O’Barr. Sin embargo, esta afirmación suena vacía cuando la película se aparta tanto del cómic original y falla en capturar el espíritu que hizo de la versión de los 90´s una película tan querida.
Algo muy cierto que múltiples asistentes y colegas críticos han mencionado es que esta cinta se siente como si alguien le hubiera contado la trama original a alguien y, como teléfono descompuesto, le llegara al director.
Skarsgård Intenta Como Puede
Después de más de 15 años en desarrollo, este proyecto ha pasado por un infierno de producción, cambiando de directores y actores en múltiples ocasiones. Rupert Sanders, conocido por su fallida Snow White and the Huntsman y la tediosa versión en live action de Ghost in the Shell, tomó las riendas, pero su dirección apenas infunde confianza.
A pesar de que la elección de Bill Skarsgård como Eric Draven parecía inspirada, el resultado final no hace justicia a la idea original. El hombre hace lo que puede dando mucha fisicalidad a su interpretación pero el guión simplemente no estaba a su favor.
Como Pennywise o en Boy Kills World muestra que su actuación física es lo suficientemente fuerte para crear una interpretación creíble pero es que el diseño de este Eric Draven parece el primo rechazado del Joker de Jared Leto queriendo ser John Wick. Yo sé que pintarle la cara de blanco y negro a un hombre inmortal en busca de venganza no es lo más realista del mundo, pero está basado en un cómic noventero y además ya funcionó una vez.
Un ritmo que mató la película, y no la revivió
La película dedica los primeros 40 minutos a mostrar cómo Eric y Shelly, interpretada pobremente por la cantante FKA Twigs, se conocen en un centro de rehabilitación, pero la historia avanza sin urgencia dramática.
A medida que la trama progresa, la relación entre los dos se siente vacía y poco convincente, culminando en una tragedia que desencadena la venganza de Eric. Sin embargo, su evolución de un simple mortal a un ángel vengador es torpe y poco satisfactoria, con escenas de acción que apenas logran redimir el tedio acumulado.
El ritmo es total y verdaderamente atroz; es en gran parte lo que fastidia que esta película entretenga y resuene con las audiencias. Empieza con algo original, pero ideático y sin sentido al final con poca o nula repercusión en la trama.
Lo que Empieza Mal Termina Mal
El guion, escrito por Zach Baylin (conocido por Creed III y Gran Turismo) y William Schneider, se arrastra moribundo sin rumbo claro, y los intentos de profundizar en la relación entre Eric y Shelly carecen de cualquier resonancia emocional. Danny Huston, a menudo eficaz en papeles de villano (lo hizo hasta en X-Men Origins), está completamente desaprovechado como Vincent Roeg, un jefe criminal con poderes sobrenaturales que no resultan tan amenazantes como deberían. Uno de los cambios más grandes de este filme, al poner al villano y al protagonista en el mismo nivel, y que naturalmente, no llevo a nada.
Además, el remake también falla en entender la importancia de los personajes secundarios, como el Sargento Albrecht y Sara. En la versión original, estos personajes no solo complementan la historia de Eric, sino que también aportan una conexión emocional vital con la audiencia y con la tragedia de los amantes. Al eliminarlos, la película pierde gran parte del impacto y la profundidad que hacían que la historia de venganza fuera más que una simple secuencia de eventos violentos, y no unos entretenidos o convincentes.
Ni Bonita de Ver
Las decisiones de dirección de Sanders solo empeoran las cosas. El tono visual de la película es opaco y poco inspirado, lejos de la atmósfera estilizada y oscura que definió a la versión original y a los cómics. Mientras que el clímax ofrece una secuencia sangrienta en una ópera, que puede ser divertida de una manera brutal, llega demasiado tarde para salvar la película de su monotonía general. Tiene sus momentos definitivamente, como una boda de gente que ni conoces y fuiste porque un amiga te lo pidió, pero es que uno de los fallos más grandes de esta cinta, es no involucrar a su audiencia.
Trata bien intencionadamente de expandir y profundizar en aspectos inexplorados en el filme original, pero su ejecución resulta tan austera que hace ver sus intenciones como pobres y hasta irracionales. En su centro, The Crow trata de amor, tan cierto como que odio pagar impuestos, y ahora explorar la relación de Shelly y Eric en papel suena como un hoyo en uno. Pero, he aquí la cuestión: que su atmósfera sea oscura y melancólica no implica basar su relación puramente en estupefacientes y el tango del diablo. Este es el impulso de literalmente toda la película, y no te creo ni por un solo segundo que este hombre regresó de la muerte solo para esto.
Algunas Franquicias Están Mejor Muertas
Para quien quiera ver una trama «romántica» mal ejecutada, véase una película de Netflix. Para quien quiera ver una historia de venganza con buena acción, véase John Wick. Y quien quiera ver una adaptación de The Crow, quédese con la del ’94. En última instancia, The Crow (2024) es un remake que nunca debió existir. No solo falla en recuperar la magia de la original, sino que también carece de una identidad propia que justifique su existencia.
A los fanáticos de la película original y a aquellos que buscan una nueva experiencia cinematográfica les resultará difícil encontrar algo que valga la pena en esta decepcionante reinvención, sin nada de provecho que ofrecerle al espectador. A diferencia de esta cinta, mi audiencia me importa y les recomiendo que eviten esta cinta como a la plaga. Esperemos la semana que viene sea más como Alien Romulus y menos como este bodrio.
¡Nos vemos en el cine!