¡Qué miedo empezar la universidad! Creo que es bastante complicado poner en palabras el sentimiento de la mayoría de nosotros tuvo al empezar esta gran etapa y más por las condiciones en las que nos tocó hacerlo.

Quién diría que para el primer día, lo raro no fue solo tratar de reconocer a la gente con cubrebocas, sino también verlos sin su cuarto de fondo, ni sus mascotas cruzándose por la cámara, ni los sonidos característicos de la ciudad.

Ver a todos con la cara cubierta es rarísimo, pero no es tan complicado reconocer a los que son nuevos como tú, solo es cuestión de ver los nervios en los ojos y buscar grupos de más de seis personas caminando juntas por toda la universidad, tratando de encontrar un salón. Sí, yo estaba dentro de ese grupo de perdidos. Qué oso.

A pesar de que nos tocó un año difícil para vivir al máximo esta experiencia, creo que por el mismo hecho de que todos estamos apanicados, la convivencia ha sido muy favorable para todos.

En cuanto a las clases, creo que cada vez me pongo más feliz viendo que escogí la carrera correcta (sí, es Comunicación).

Tengo que admitir que ya es un poco difícil quedarme quieta por dos horas en un salón de clases en el que ya no puedes ni sacar tu desayuno, ni buscar filtros de Instagram, checar Twitter, ni pararte cuando quieras y hacer todo a lo que nos acostumbramos a hacer en las clases en línea.

@comunicacion_up

Los comunicólogos podemos con todo ? #comunicologos #comunicacion #trend #parati

♬ Bezos I – Bo Burnham

Sin embargo, el volver a estar en un salón de clases y poderme reír y platicar con mis compañeros, sí que lo vale.

En fin, apenas es mi segunda semana y ya estoy tratado de convencer a los profes de que me metan a todas las listas de clases híbridas para poder pasar más tiempo en la universidad (vamos a ver cuánto nos dura). Yo estaré contándoles cómo me va en las siguientes semanas, esperando que todo siga igual de bien.