Paris- Por el momento la industria farmacéutica no tiene una respuesta al Alzheimer. Es por eso que en los últimos 16 años no se ha comercializado ningún nuevo fármaco contra esta enfermedad neurodegenerativa.

Desarrollar tratamientos contra el Alzheimer es como «intentar resolver un rompecabezas sin conocer su apariencia final», dijo Pierre Tariot, director de Banner Alzheimer Institute, en Estados Unidos.

Sin embargo, resulta urgente resolver este enigma. Se prevé que el número de personas con demencia en el mundo se triplicará de aquí a 2050.

Además, el costo anual mundial de la demencia fue estimado en 818 mil millones de dólares en 2015, lo que representó más del 1 por ciento del PIB mundial. Esto podría duplicarse de aquí a 2030.

Pero, pese a multimillonarias inversiones en investigación, los ensayos clínicos sobre el Alzheimer no han dado resultados.

Este año ha sido particularmente malo, con fracasos registrados por varios laboratorios, como Lundbeck, Takeda, Merck & Co, Janssen Biotech, AstraZeneca y Eli Lilly, entre otros. Mientras que el gigante estadounidense Pfizer decidió simple y llanamente en enero abandonar todos sus programas de investigación sobre el Alzheimer.

Cascada amiloide

Hasta ahora, solo se ha explorado «una pista» principal sobre el Alzheimer, la hipótesis de la «cascada amiloide», según la cual la acumulación anormal de proteínas amiloides en el cerebro es un elemento clave en la aparición de la enfermedad, explica Marie Sarazin, responsable del servicio de neurología del hospital parisino Saint-Anne.

Después de pruebas prometedoras en ratones a principios de los años 2000, «todos los laboratorios partieron sobre esta hipótesis», detalló la neuróloga.

De acuerdo con esta hipótesis, la formación de placas amiloides, que aparecen mucho antes de los primeros síntomas clínicos de la enfermedad, conducirían posteriormente a anomalías de otra proteína cerebral.

«En el futuro, creo que veremos una combinación de terapias dirigidas a proteínas amiloides», predice Alessio Brunello, un analista de neurociencia en GlobalData.

La importancia de la prevención

Dada la falta de herramientas para el diagnóstico precoz del Alzheimer, los laboratorios han concentrado durante mucho tiempo sus ensayos sobre pacientes clínicos en etapas avanzadas de la enfermedad, explica Brunello.

Pero ahora, las mismas compañías buscan incluir en sus ensayos clínicos a personas sanas, pero con una predisposición a desarrollar la enfermedad de Alzheimer, para que, años más tarde, puedan demostrar la eficacia preventiva de sus tratamientos.

Los laboratorios usan la genética para identificar a estas personas. Aunque la forma hereditaria de esta enfermedad aparece generalmente antes de los 65 años, existen genes que aumentan significativamente el riesgo de desarrollar Alzheimer a una edad más temprana.

«Parece que para otras enfermedades neurodegenerativas la clave es privilegiar la prevención lo antes posible», estima Danny Bar-Zohar, jefe del desarrollo en neurociencia en el gigante farmacéutico suizo Novartis, que colabora con la estadounidense Amgen sobre el Alzheimer.

NTX