1 de Marzo: Festival NRMAL 2014. Parece que aún es joven la tarde y camino a lo largo de las instalaciones del Centro Deportivo Lomas Altas, ubicado dentro del Deportivo del Estado Mayor Presidencial, y mientras lo hago me topo con un grupo que tiene sonidos un tanto extraños pero que visualmente parecen un ritual. Es Rancho Shampoo: otorgó un show un tanto espiritual que atrajo la atención de algunos asistentes. Continué mi paso por el festival y me encontré con System Error que hizo vibrar mis oídos con sus beats.

El siguiente grupo a escuchar fue Destroyer, este canadiense que apenas conocía resultó bastante melódico, con una guitarra que llevaba sus canciones y él, tan tranquilo, haciendo música. Aproveché el breve descanso y entré a una pequeña carpa de Cerveza Indio en la que unas chicas motivaban a las personas a dibujar y a echar volar su imaginación en una, bastante útil, almohada que funcionaba como soporte a la cabeza y para reflejar tu personalidad.

De pronto escuché las primeras canciones de No-Zu, banda australiana que llamó mi atención por su música bailable, no precisamente por sintetizadores sino por varios instrumentos (trompeta incluida) que llevaban la voz de la chica al micrófono. Recordé por momentos a The Talking Heads a la australiana y con muchos más integrantes.

Me tomé un descanso y pasé a observar un rato a los chicos (y un niño pequeño) de Vans, quienes en el apartado de patinetas dieron una demostración única. Aproveché y escuché a El sueño de la casa propia, quien mezcló algunas canciones para nuestro deleite. Pasé al escenario Azul y escuché a una banda llamada Pumuky, originaria de las Islas Canarias y quien  hizo amena la estancia con sus canciones mezclando sintetizador, guitarras y una batería en aumento que creaban una canción con lírica un tanto melancólica.

Tuve el gusto de encontrarme a los integrantes de No-Zu y juntos fuimos a escuchar a Superpoze, que con sonidos y elementos electrónicos hacía que todos nos moviéramos. Me trasladé rápido hacia el escenario azul porque tenía muchas expectativas de ver a Merchandise y no decepcionaron. Su sonido encajó a la perfección con una tarde que ya se convertía en noche, llena de guitarras distorsionadas, batería rápida y un bajo que paralizaban al mismo tiempo que una voz grave acompaña a la perfección su música.

Una vez terminada  su presentación me di una vuelta de nuevo por el escenario Noisey y me dispuse a escuchar a The Range, quien sorprendió mezclando música bailable para los asistentes. Luego me dispuse a descansar en el pasto, escuchando a Barn Owl con sonidos casi cósmicos que permitieron crear una atmósfera de apreciación especial. En el ir y venir de escenarios escuché a Pional, quien se acercó más al público y mezcló voces con algunos loops propios que calentaban a varias personas para la parte final de la jornada.

Había escuchado a lo largo del día algunos comentarios positivos acerca de la alemana Anika, así que aproveché y la fui a escuchar desde la primera canción y simplemente quedé impactado; su música me hizo recordar inmediatamente a Portishead pero sin tantas distorsiones instrumentales, su voz es poderosa en vivo y con el conjunto de músicos que la acompañaron hizo que todos quedáramos más que satisfechos con su presentación con todo y el sentimiento que imprimía Anika sin moverse demasiado. Al termino nos gustó tanto que pedimos otra canción, respondiendo con una melodía más. Luego de tan emotiva presentación tomé un descanso, escuché de lejos a Hidrogenesse y sus graciosas letras.

Me levanté tiempo después, conocí algunos puestos que aún «sobrevivían» en el festival y di paso a escuchar a Kelela, quien realmente gustó a la gente, tanto por su sencillo stage como por la gran voz tipo soul que tiene. Muchos estábamos estáticos ante sus movimientos en escena, disfrutando su música. Al término, aproveché y pasé al escenario Rojo para escuchar a una banda que difícilmente regresará al país: Silver Apples. Haciendo música desde 1968, el señor que subió al escenario (quien por cierto hizo soundcheck y conectó todo sólo) permitió que los asistentes nos diéramos cuenta de su influencia en grupos como los Orchestal Manouvers In The Dark o Kraftwerk, quienes a su vez generaron estilos particulares que sirvieron de parte aguas a grupos contemporáneos y actuales. Su sonido lleno de mezcla de sintetizadores y percusiones pre-grabadas hizo que nos emocionáramos y que nos dejáramos llevar por sonidos que, sinceramente, muchos no habíamos conocido.

Apenas pude escuchar a Blood Orange, quien encantó con sonidos traídos desde Guyana, pasando por una naturalidad musical y de baile que poco a poco llevaron al público darle una oportunidad y tenerlo en su reproductor mp3.

Así terminó el festival NRMAL 2014, lleno de sorpresas, nuevos sonidos, energía, grandes presentaciones y la consolidación de un festival en la ciudad de México que ya está haciendo eco entre la gente que quiere escuchar música con propuestas novedosas. Hasta el siguiente año.

J. Arturo Roseti