Es 1948. La televisión hace furor en Estados Unidos y urge más programación.
En la radio, millones siguen a carcajadas la comedia de enredos “My favorite husband”, protagonizada por Lucille Ball. La escuchan sin ver su cabellera rizada y pelirroja, sus ojos grandes y su gigante sonrisa.
William Paley, magnate fundador de la CBS, la entrevista y le ofrece pasarse a la televisión.
-“No sin Desi”, le contesta.
Era su marido. De origen cubano, Desi Arnaz dirigía una banda de música latina, con cierta popularidad, pero ajeno a la radio.
Paley se niega. Ella dispara a quemarropa: “No sin Desi”.
Naufragaba su matrimonio: quería salvarlo.
Simpático, guapo y mujeriego, Desi y Lucy vivían ya separados.
Se querían, intentaban volver.
Un programa juntos podía reconciliarlos.
A regañadientes, Paley aceptó el programa, pero rechazó el compromiso de filmarlo. El más grande empresario de radio y televisión en el siglo XX cometía, sin saberlo, el error de su vida.
No existían entonces videograbadoras, y pocas producciones en vivo se filmaban en cine.
Desi y Lucy se vieron obligados a crear la productora “Desilu”, acrónimo de sus nombres.
Confiaban en sí mismos. Harían copias del programa y lo revenderían.
Estamos a finales de 1950.
“I love Lucy” (Yo amo a Lucy) debutó el 15 de octubre de 1951. Ella era “Lucy”, él era “Ricky”, se apellidaban Ricardo y tenían como vecinos al matriminio formado por Fred y Ethel. Esta madeja creaba insólitos y divertidísimos enredos domésticos.
Desi demostró ser un gran actor y magnífico director de cine. Su acento cubano, las rumbas y ritmos latinos que interpretaba, sus inesperadas frases en castellano, su chisporroteante alegría, lo convirtieron en una gran estrella.
Forzados a encontrar historias donde interactuaran como familia, surgieron situaciones inverosímiles. En el segundo semestre de 1952 la espera de su segundo bebé formó parte de la trama. Las peripecias del embarazo elevaron el rating a un 67 por ciento, cifra insólita en Estados Unidos.
Durante los siguientes seis años, “Yo amo a Lucy” mantuvo su enorme popularidad. Ganó cuatro premios Emmy y obtuvo veinticuatro nominaciones.
Aunque “Yo amo a Lucy” terminó en 1957, la venta de los derechos de reproducción a la CBS dejó a Desilu millones de dólares adicionales.
La empresa se consagró luego con otras series clásicas como “Viaje a las Estrellas”, “Misión Imposible” y “Los Intocables”.
Pero Lucy no pudo salvar su matrimonio y pidió el divorcio en 1960.
Los escándalos de Desi llenaron muchas planas en la prensa de espectáculos.
El cáncer mató a Desi el 2 de diciembre de 1986. Ella lo siguió el 26 de abril de 1989.
Aquel “No sin Desi” marcó a Lucy, y a la historia de la televisión.
José Luis Ortiz Garza
Director de la Escuela de Comunicación UP