Conoce la vida de tres santos que resaltan el valor del trabajo para los cristianos. Como todos los años, este 01 de mayo comenzamos el mes con un asueto. Paradójicamente, el día del trabajo se festeja no yendo a trabajar, así que puedes aprovecharlo para conocer la vida de tres Josés que la Iglesia reconoce como santos y a lo largo de su vida demostraron el valor del trabajo, ofrecido a Dios. ¡Descubre quiénes son a continuación!
San José
Probablemente ya sabes quién es San José, esposo de la Virgen María y padre adoptivo de Jesús. Sin embargo, tal vez no sabías que en ningún momento del Evangelio se mencionan palabras dichas por él, únicamente se dejan por escrito sus acciones, que dan a entender su papel como silencioso servidor de Dios. A partir de esto, San José nos demuestra cuán importante es el valor del trabajo para los cristianos: hacer que nuestras acciones hablen más que nuestras palabras.
Otro dato que tal vez no hayas escuchado antes es que San José tiene dos fiestas: mientras que su solemnidad se celebra el 19 de marzo, el 01 de mayo, Día Internacional del Trabajo también se le adjudica a él. Esto es porque se le reconoce como obrero y carpintero, profesión que Jesús heredó.
San Josemaría Escrivá de Balaguer
Fundador del Opus Dei, tuvo como objetivo de vida santificarse a través del trabajo e invitar a otros a hacerlo. A partir de sus distintos escritos, dejó en claro cómo la vocación profesional puede ser un medio para ser santos:
“Si no se esfuerza en aprender bien su oficio, o en ejecutarlo con esmero, no podrá santificarlo ni ofrecérselo al Señor; y la santificación del trabajo ordinario constituye como el quicio de la verdadera espiritualidad para los que —inmersos en las realidades temporales— estamos decididos a tratar a Dios.”
Amigos de Dios, 61
“Ocúpate de tus deberes profesionales por Amor: lleva a cabo todo por Amor, insisto, y comprobarás —precisamente porque amas, aunque saborees la amargura de la incomprensión, de la injusticia, del desagradecimiento y aun del mismo fracaso humano— las maravillas que produce tu trabajo. ¡Frutos sabrosos, semilla de eternidad!”
Amigos de Dios, 68
“Trabajemos, y trabajemos mucho y bien, sin olvidar que nuestra mejor arma es la oración. Por eso, no me canso de repetir que hemos de ser almas contemplativas en medio del mundo, que procuran convertir su trabajo en oración.”
Surco, 497
San Giuseppe Moscati
Finalmente, te presentamos al médico que llegó a ser santo, Giuseppe Moscati. Su vida fue un constante esfuerzo por ayudar a quienes más sufrían, especialmente en el Hospital de los Incurables, donde trabajaba todos los días y por ello posteriormente fue médico en jefe. Giuseppe no se preocupaba únicamente por la salud física de sus pacientes, sino también por la espiritual.
Su incansable trabajo con pacientes estaba acompañado por amor a los pobres y enfermos, en quienes veía el rostro de Cristo. El reconocer a Jesús en todas las personas con las que convivía, le permitía valorar su vocación como médico y hacer uso de ella para hacer diagnósticos considerados por muchos como “milagrosos”, considerando las herramientas con las que se disponía en la época (1910-1927, años en los que ejerció su profesión).
El valor trabajo para el cristiano
A través de la vida de estos tres santos, podemos reconocer la importancia que tiene el ofrecer las horas de trabajo y profesión a nuestra propia santificación y la búsqueda del bien común. Estos santos demuestran que no se necesita tener una vida muy fuera de lo común para ser santos, sino “hacer de lo ordinario algo extraordinario”, tal como decía San Josemaría Escrivá.