La última generación que dio el salto de la preparatoria a la NBA nos ha dejado jugadores de una calidad incomparable, pero, entre basquetbolistas como Kevin Garnett, Dwight Howard y hasta el mismo LeBron James, hay una estrella que parece vivirá para siempre. Kobe Bryant llegó a las duelas de la máxima liga de baloncesto en 1996 para convertirse en una de las últimas figuras del “Showtime” con Los Angeles Lakers. Hoy, en el llamado Mamba Day, festejamos sus 40 años recién cumplidos con recuerdos inolvidables del multicampeón estadounidense.

 

El Draft Day de Kobe Bryant

 

Los Charlotte Hornets siguen soñando con qué hubiera sucedido si no hubieran traspasado a la selección No. 13 del NBA Draft de 1996 por Vlade Divac. Al ser un chico procedente del nivel preparatoria, 12 equipos lo dejaron pasar y, posteriormente, se enteró que tendría la oportunidad de pisar la duela histórica de “Magic” Johnson, Kareem Abdul-Jabbar y Jerry West.

 

A su llegada, el joven alero recibió el jersey #8 y al mismo tiempo arribó, desde Orlando, Florida, quien sería  uno de sus compañeros más importantes a la ciudad de Los Ángeles: Shaquille O’Neal.

 

Kobe Bryant llegó a la institución de los Lakers en 1996.

Bryant utilizó por diez años el número 8 con los Lakers. | Fuente: NBA.com

 

“Nada puede vencer al día en que fui seleccionado (como el mejor momento de mi carrera). Eso fue el comienzo de todo”, declaró Bryant en conferencia de prensa el día que anunció su retiro el pasado 2016.

 

Los 81 puntos que no olvidarán en Toronto

 

Un mes antes de enfrentar a los Raptors en casa, en 2006, la defensiva de Toronto había anulado por completo a Kobe, al solo haberle permitido encestar 11 unidades, pero el nacido en Philadelphia se prometió que eso no volvería a pasar.

 

Los Lakers perdían por 18 puntos en el tercer cuarto del nuevo partido, pero su héroe salió al rescate. Bryant encestó 55 dianas en la segunda mitad, de las cuales 28 fueron en el último periodo, para terminar con 81 unidades en su cuenta. Además de romper la marca de los Lakers con más puntos en un encuentro, los de Phil Jackson se llevaron la victoria por marcador de 122 a 104.

 

 

Tan buena noche fue para él, que Kobe aún le recuerda ese duelo a Jalen Rose.

 

 

Su quinto anillo para la dinastía angelina

 

En los vestidores es sabido que nadie se quiere enfrentar a los Boston Celtics en unas Finales de NBA, nunca. Kobe Bryant era conciente de esto desde un principio y reconoció que sería una misión complicada en la pelea por el título de 2010, después de que el monstruo de Paul Pierce, Kevin Garnett, Ray Allen y Rajon Rondo había ganado las Finales de 2008.

 

Era el tercer periodo y los Lakers perdían por 13 puntos en el Juego 7 de la serie. Phil Jackson sabía que se jugaban todo. Los angelinos tomaron la delantera en el último cuarto gracias a un ataque sin respuesta de 9 a 0 y terminaron llevándose el título por marcador de 83 a 79.

 

“Este es, por mucho, el mejor (campeonato) al ser ante los Celtics. También fue el más difícil. Deseaba tanto conseguirlo que sacó lo mejor de mí”, comentó Bryant, ya con el No. 24 en su espalda, momentos después de terminado el duelo y recibir el Bill Russell MVP Trophy de esas Finales.

 

Kobe Bryant consiguió dos títulos con el No. 24.

Los Lakers fueron bicampeones por última vez entre 2009 y 2010. | Fuente: NBA History Twitter

 

La gloria de los Olímpicos en dos preseas de oro

 

El periodismo deportivo de los Estados Unidos se fue sobre el falso “Dream Team” de Atenas 2004 después de que solo pudieran conseguir la medalla de bronce. La crisis era real.

 

Para Beijing 2008, las dudas se hicieron presentes de nuevo, pero la escuadra de las barras y las estrellas también. En la fase de grupos arrasaron con cinco victorias y más de 500 puntos a favor. En la instancia de eliminación directa dejaron en el camino a Australia, Argentina -su verdugo de hace cuatro años- y en la final le robaron la sonrisa a España.

 

 

En Londres 2012, las últimas Olimpiadas de Kobe, USA Basketball dejó en claro que el error cometido en Grecia no lo volveremos a ver pronto. Repitieron un dominio de miedo en su conglomerado con una quinteta de triunfos y en los duelos directos caminaron hasta la final, donde los ibéricos los pusieron a temblar por unos momentos.

 

Kobe se despidió en ese partido con 17 puntos, 2 rebotes, 2 asistencias, y un robo.

 

Un adiós como los grandes desde el Staples Center

 

Es difícil ver una historia donde el capítulo final también se vista de gloria. Esto es uno de los casos que hace tan especial a la “Black Mamba”. Utah Jazz, el rival, no era el mejor equipo para despedir la carrera de este astro en el Staples Center, pero el también escolta sacó oro de la mina.

 

Como en las Finales ante Boston, los Lakers se encontraban abajo en el marcador y una racha de 9-0 cambió lo que pudo haber sido un trágico final. Kobe tuvo una explosión en el último minuto y, de estar abajo 96-95 con 35 segundo por jugar, terminó entregándole la victoria a su afición (96-101) con 60 puntos, 4 rebotes, 4 asistencias y una tapa.

 

Ni Jay-Z, ni Jack Nicholson ni Shaquille O’Neal podían creer lo que estaban viendo en primera fila.

 

 

El retiro de dos números ante una familia única

 

A Bryant lo define su carrera en dos partes: el No. 8 y el No. 24. Con su primer jersey consiguió 3 títulos, 8 participaciones en el All-Star y más de 16 mil 800 puntos. De 2006 en adelante, cuando hizo el cambio de indumentaria, consiguió el par de campeonatos restantes, se presentó en diez ocasiones al All-Star Game, además de obtener 2 reconocimientos al Jugador Más Valios de las Finales en 2009 y 2010 y el MVP de la campaña 2008.

 

Por esto y mucho más, la franquicia decidió reconocer la exitosa carrera de su más emblemático jugador y le otorgó el honor de ser el único basquetbolista con dos números retirados en una misma noche.

 

Así fue como lo vivió:

 

 

Este breve texto no le hace justicia a una leyenda como la que es hoy Kobe Bryant, pero la información es interminable cuando queremos hablar de este señor. El respeto que se merece este ícono de la franquicia púrpura y oro se lo han ganado pocos y él lo buscó desde el día uno dentro y fuera de la cancha, peleó por él cada minuto. Su batalla fue tan dura que su poema Dear Basketball lo llevó a ganar un Oscar.