Hecho en México, más que una denominación de origen

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admin 27 mayo, 2013
Updated 2018/08/15 at 8:26 PM

Por Cecilia González Michalak 

“Era un gran rancho electrónico
con nopales automáticos,
con sus charros cibernéticos
y sarapes de neón”.

Con esta canción escrita por Rockdrigo –uno de los cantautores más importantes para el rock mexicano de los 80– e interpretada por Rubén Albarrán de Café Tacuba, empieza una radiografía fílmica sobre la mexicaneidad y todas sus aristas, registrada sobre una placa de cultura, música, tradiciones, sentimientos, relieves geográficos, gente de aquí y de allá, y una mirada que en ninguna otra parte se podrá encontrar.

Este trabajo, que contó con una preproducción de tres meses y de 12 de filmación, fue estrenado a los ojos nacionales el 21 de septiembre de 2012. “En Hecho en México la música no viene sola. Viene acompañada por las voces más diversas y respetadas que se pronuncian sobre lo que realmente importa: la vida, la muerte, la salud y el miedo”, es lo que argumenta la productora Lynn Fainchtein, cuyo trabajo en Babel y Amores Perros fue reconocido internacionalmente, al escuchar que esta película es un gran video clip.

Imagen: www.hechoenmexicolapelicula.com/

Producción financiada parcialmente por Televisa, esta obra es a la vez mexicana como internacional. Duncan Bridgeman, productor musical londinense, se encargó de dirigirla. “Como extranjero, vine a México con la clara intención de encontrar y documentar un México del que nadie habla. Estuve un año viajando por todo el país con un crew pequeño, algo de música que había compuesto como base para improvisar y algunas preguntas acerca de los temas universales de la vida. Mi trabajo era simplemente buscar y recolectar el mayor número de joyas creativas posibles y pintar un cuadro audiovisual único”, comenta en la página oficial del proyecto.

México es una mezcla de diversos sabores, olores, colores y tesituras. Es por eso que cada una de las melodías que componen la sangre rítmica y el pulso armónico de esta película es una combinación de personas que viven de la música y de personas de las que vive la música, de compositores y cantantes, de roqueros de habla hispana con raperos que hablan en maya tzotzil, de guitarras eléctricas y quijadas de buey. Y este torrente sanguíneo se esconde tras una piel de varias preguntas de la existencia mexicana. ¿Qué es ahora?, ¿qué es la libertad?, ¿qué es vivir debajo de Estados Unidos?, ¿qué es ser madre?, ¿qué es vivir del campo?, ¿qué es vivir sin el campo?, ¿cómo afectan los medios de comunicación?, ¿qué es ser guadalupano?, ¿qué es morir? Todas estas disyuntivas no se contestan, porque esa será labor del público, pero cada aparición musical hace un boceto de la respuesta colectiva.

En esta banda sonora encontrarán de todo. Hay canciones que valen mucho la pena como Yo libre porque pienso, colaboración de Residente Calle 13 y Randy Ebright Wideman, Tito Fuentes y Paco Ayala de Molotov; Mi vida secreta, hecha poesía por un Adanowsky viajando en metro; Fronteras,  interpretada por Ali Gua Gua, Pato Machete, Los Tucanes de Tijuana, El Haragán Y Compañía y Emmanuel Del Real; y ¿Cuándo llegaré, con la participación de Natalia LaFourcade, Slajem K’op, Emmanuel Del Real y Yajvalel Vinajel.

En el viaje también podrán escuchar interpretaciones de Mono Blanco, Carla Morrison, Mü de la Banda Bastón, Luis Rey Moreno Gil, Sergio Aráu de Botellita de Jerez, Rojo Cordova, El Cuarteto Latinoamericano de Cuerdas y Música de Cámara, Los Tres Yucatecos, Amandititita, Don Cheto, Los Macuanos, Los Cojolites, Instituto Mexicano del Sonido, Las Maya Internacional –formadas por mujeres de la tercera edad–, León Larregui, Gull, Julieta Venegas, Chavela Vargas, Lila Downs, Alejandro Fernández, entre otros.

Blue Demon Jr., Elena Poniatowska, Juan Villoro, Laura Esquivel, Daniel Giménez Cacho, Diego Luna son algunas de las personalidades que también comparten su testimonio de ser mexicano y de vivir en un país con tanta polivalencia económica, política y social.

Es bastante interesante cómo el director juega con la poética fílmica y el género documental. Vale la pena verlo por el tratamiento hecho a un concepto tan surrealista y lleno de aristas como el de “Mexicaneidad”, pero vale aún más la pena la música que lo acompaña.

Aquí el setlist:

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