Indoor cycling y entrenamiento funcional, junto con música y un ambiente social. Esas son solo algunas de las actividades que el mercado ha puesto a disposición de la generación “Y”, que se distingue por un atareado estilo de vida. Debido a las exigencias de estos jóvenes adultos, el negocio vio en el multitasking la oportunidad de crear establecimientos en donde se pueda satisfacer más de una necesidad.
La huella de los millennials está permeando y generando cambios en diversos ámbitos; se ha reflejado en el tipo de empresas que están surgiendo, en el consumo de productos, y, específicamente, en la industria del deporte. Si bien la inauguración de gimnasios tradicionales continúa, un nuevo concepto se está popularizando en el mundo del fitness: gym clubbing. Dicho fenómeno, propio del siglo 21, surgió debido a la creación de espacios que presentan al ejercicio como algo más que una actividad para mantenerse en forma.
“La gente busca pertenecer a un lugar. Hoy es: ‘quiero ir a un lugar donde me identifico’. De ahí parte todo esto de verte bien para ir al gimnasio, porque es un lugar donde socializo, pertenezco, tengo amistades, siento que me atienden y me cuidan”, afirmó en entrevista Helen Kauachi, entrenadora personal y coach de Commando.
El gym clubbing se ha desarrollado en recintos denominados gym boutique, cuya finalidad es brindar al usuario una experiencia personalizada. Estos “pequeños gimnasios” se centran en el entrenamiento grupal de una o dos áreas del fitness, que van desde la flexibilidad y equilibrio, hasta la fuerza y resistencia. Asimismo, se caracterizan por su ambiente de sociabilidad, combinado con música y precios accesibles solo para personas con alto nivel económico.
“Me gusta (Commando) porque lo hacen dinámico y divertido. Cada coach es diferente, al igual que su forma de trabajo”, comentó Alejandra Acosta, asistente frecuente del centro. “Me gusta que cada día trabajas una parte del cuerpo distinta”.
A pesar de ser un concepto relativamente nuevo, un estudio del International Health & Racquet Sport Association (IHRSA), en Estados Unidos, indica que tan solo entre el 2014 y el 2015, el crecimiento del número de estos lugares aumentó de 21 % a 42 %.
La diferencia principal entre dichos espacios, con respecto a los gimnasios tradicionales, es su nivel de especialización e innovación, sin olvidar la posibilidad de hacer ejercicio mientras se desarrolla una vida social. Para lograrlo, los gym boutique proporcionan una estancia agradable, en la que se puedan establecer charlas entre los asistentes. En el caso de Commando, existe la sala “El After”, donde se pueden consumir snacks nutritivos o smoothies frutales, que ayudan a complementar el ejercicio del día.
“Si estudiaras su química cerebral en ese momento (durante las prácticas), estarían felices y activos”, aseveró Danniela Durán, psicóloga y entrenadora personal.
Además de ofrecer instalaciones modernas y adecuadas para las actividades, garantizan la instrucción de entrenadores profesionales. También, ponen a disposición de los clientes a nutriólogos que los orienten con planes alimenticios, así como psicólogos que aconsejan cómo terminar con malos hábitos y mejorar el bienestar mental.
“La música, el ambiente profundo y las pláticas entre amigos nos ayudan a que conectemos con las personas. Ya sea que llegues triste o feliz, sacas esa energía y todos nos unimos en una comunidad”, declara Victoria Vidal, entrenadora en Síclo. “De hecho, es la música lo que hace que liberes esa emoción y puedas disfrutar de la experiencia”.
No obstante, lo que posicionó al gym boutique como tendencia en 2018, fueron dos factores: los entrenamientos de alta intensidad y el reducido número de integrantes por grupo. Esta medida fue implementada porque en las clases pequeñas, no solo se genera más unión entre los participantes, sino un mayor compromiso y motivación.
Actualmente, existen 10 centros en la Ciudad de México que brindan este tipo de servicio. Los más representativos son Commando y Síclo. Orangetheory Fitness, The Glass Studio, The Bunker, iCycle y Beatbox, son otros de los ejemplos conocidos.
El entrenamiento en gimnasios boutique es conocido como High-Intensity Interval Training (HIIT), que consta de ejercicios de alta intensidad y corta duración, con breves descansos entre cada práctica. Además, la motivación y atención personalizada también forman parte de la dinámica de clase.
“Empezamos (el entrenamiento) a calentar con cardio, lo que es velocidad. Después, mezclamos pesas con resistencia, para marcar y hacer fuerza. Al final, se termina con cardio”, explicó Victoria Vidal.
El presidente del Colegio Estadounidense de Medicina del Deporte, Walter R. Thompson, recomienda, en una entrevista publicada en Expansión, realizarse un examen físico antes de iniciar cualquiera de este tipo de programas, ya que el entrenamiento HIIT, caracterizado por su rigurosa intensidad, puede causar graves lesiones en el cuerpo.
Una singularidad que tienen estos gimnasios, es que funcionan bajo el modelo de pago pay as you go, es decir, que no hay necesidad de hacerse socio o adquirir una membresía. Existe la posibilidad de adquirir el servicio por sesión individual o en paquete.
Sin embargo, son justamente los privilegios y servicios adicionales lo que eleva los costos de los gimnasios boutique. Estos recintos, más que un sitio para ejercitarse, representan un símbolo de estatus.
Los asistentes, cuyas edades rondan entre los 25 y 35 años, pertenecen a las clases media-alta y alta, según los estudios de mercado. Están dispuestos a pagar elevadas cuotas de ingreso para formar parte de un experiencia completamente exclusiva.
Así es como el surgimiento de estos espacios ha provocado la aparición de una subcultura. Los clientes son fieles al sitio y a los entrenadores. Designan horas específicas de su semana para asistir a las clases de su preferencia, además de que se arreglan para lucir atractivos. Algunos, incluso, se presentan acompañados o se reúnen ahí mismo con sus amigos. Basta con estar unos minutos en cualquiera de estos lugares para identificar la dinámica.
“El tema de la comunidad sigue siendo importante, porque las personas sienten que son parte de algo, de un movimiento, de un club, de algo que está pasando. Y eso, a nivel personal, tiene un alto impacto”, comentó la psicóloga Danniela Durán.
El gym clubbing es un fenómeno distintivo de la cultura millennial. Esta generación, más allá de un recinto donde pueda ejercitarse, desea concurrir en un lugar donde se desarrolle un sentido de pertenencia entre los asistentes. Por ello, estos establecimientos permiten a los clientes estrechar relaciones interpersonales y, al mismo tiempo, cuidar de su figura.
Debido al costo de estos establecimientos, formar parte de los gym boutique es un símbolo de estatus, al que pocos pueden acceder. No obstante, para muchos, este nuevo estilo de vida representa algo más que solo un servicio para estar en forma. En realidad, es una oportunidad para poder formar una nueva familia.
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Sofía Alexandra García Cabrera
Ana Isabel Madero Castro
Paulina Romero Campos
Paulina Zepeda Galindo
Alexa Zúñiga Becerra