Luchando contra un creciente cansancio, la caravana de migrantes hondureños continúa este jueves su periplo por el sur de México para llegar a Estados Unidos, donde se ha anunciado el despliegue de cientos de militares en la frontera entre los dos países.

 

Los miles de migrantes partieron la madrugada de este jueves del municipio de Mapastepec, en el sureño estado de Chiapas: su cuarta parada en territorio mexicano será Pijijiapan, un trayecto que les tomará siete horas a pie.

 

A la caravana de 7 mil centroamericanos, aún le falta más de 3 mil kilómetros para alcanzar la frontera con Estados Unidos, según sus cálculos, los que deben recorrer en un mes y medio aproximadamente.

 

Hondureños tomaron un descanso en durante su tercera parada en Mapastepec, Chiapas.

Hondureños tomaron un descanso en durante su tercera parada en Mapastepec, Chiapas. | Fuente: Pedro Pardo / AFP

 

A causa de este avance de los migrantes, un funcionario del Pentágono, quien habló bajo condición de anonimato, dijo, este jueves 25 de octubre, que en la frontera con México serán desplegados «cientos» de militares, la mayoría de los cuales realizarán tareas de apoyo logístico. Se estima que estos sean alrededor de 800 elementos.

 

Por su parte, el presidente estadounidense, Donald Trump, cuyo discurso antiinmigrante es una de sus principales banderas políticas, dijo que con estos soldados se enfrentará la «emergencia nacional» que, a su juicio, representa esta caravana.

 

«Voy a sacar a los militares para esta emergencia nacional. ¡Serán detenidos!», tuiteó el mandatario, quien días atrás amenazó con cancelar la ayuda al desarrollo en Centroamérica si continúan las caravanas migratorias y exigió a México detener su paso.

 

El reto de la caravana: Vencer el cansancio

 

Los centroamericanos partieron desde Honduras el 13 de octubre y el cansancio ha obligado a muchos a subirse a camiones de transporte de animales o materiales de construcción, tráileres o incluso moto taxis que los adelantan en el camino de forma gratuita.

 

A pesar de ello, la mayoría sigue haciendo a pie el trayecto que va en paralelo con la costa del Pacífico; algunos cargando a sus hijos en los hombros, otros incluso empujando a lisiados en sillas de ruedas.

 

«Es la misión de nosotros llegar bien. Todos los hondureños que venimos acá queremos vivir el sueño americano», comentó José Anibal Mejía, de 27 años, en la carretera mientras atravesaba la pequeña comunidad de Doctor Samuel León Bridis. «Cuesta [esfuerzo], y sabemos que este país también es peligroso, pero allá en Honduras es más peligroso, matan por nada».

 

Varias camionetas en Mapastepec han servido como transporte para algunos de los integrantes de la caravana. | Fuente: Pedro Pardo / AFP

 

Otro integrante del masivo éxodo es Sergio Cáceres, de 40 años, quien avanza empujado en su silla ruedas por un amigo que conoció en la caravana: «Decidí salirme de la casa porque ya tengo 20 años así, por un accidente bañándome, y necesito una operación. Yo quiero hacérmela en Estados Unidos. En mí país nadie me apoya».

 

México había informado que sólo ingresarían desde Guatemala quienes contaran con documentos legales, pero la mayoría entró cruzando clandestinamente el fronterizo río Suchiate. Según el gobierno mexicano, hasta el miércoles, se contabilizaban 1.743 solicitudes de refugio en México, particularmente menores de edad con sus madres y mujeres.