Creer o no creer

admin 23 julio, 2013
Updated 2018/08/15 at 8:26 PM

Este lunes 22 de julio Brasil recibe la visita del Papa Francisco, que viaja al país sudamericano para reunirse con varios millones de jóvenes de diferentes partes del mundo con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. La visita de por sí histórica está enmarcada en una serie de hechos contradictorios, pues apenas hace unas semanas se llevaba a cabo la Copa Confederaciones en medio de protestas y celebraciones por el paso exitoso de la selección brasileña de futbol, quejas por las desigualdades que el crecimiento económico de aquel país no ha podido disminuir, aunado a la gran corrupción que padece.

No deja de llamar la atención que en algunos casos los hechos noticiosos son vistos tan iguales por los distintos medios. En este caso de la visita papal varios medios de comunicación llaman la atención sobre la pérdida (supuesta o real) de fieles que padece la Iglesia Católica. Digo supuesta o real porque en todos los casos estas reuniones del sucesor de Pedro con jóvenes, en el país y continente que sea, siempre han sido motivo de concurrencias multitudinarias. Es prácticamente imposible presenciar otro evento –el concierto del cantante que sea, mitin político del partido que quieran o temporada de ofertas, lo que sea– que logre convocar a tanta cantidad de jóvenes. ¿De qué grado será la crisis?

Más debería preocuparnos si los jóvenes no creen en nada, o por lo menos, nada trascendente. Creen en las artes marciales mixtas, en el futbol, en las estrellas de cine o las de la música, creen en la nueva tecnología (si es que se hay algo en qué creerle, más que en confiar en su utilidad), en las redes sociales, en la dieta, en la parranda del fin de semana (y mejor si el fin de semana inicia en jueves), creen en romper récords Guiness, o en los deportes extremos. No creen en las instituciones: las políticas, las judiciales, las sociales; no creen en el compromiso, en la lealtad, en las oportunidades, en la honestidad, en las iglesias. A final de cuentas, no creen en la sociedad de la que ellos mismos son parte, agentes y pacientes de los problemas.

Para los jóvenes y los no tan jóvenes, si no cargamos cada quien con la parte de responsabilidad que nos corresponde, como dice Alejandro Llano, en su obra «Humanismo cívico», difícilmente podremos salir de la crisis mundial, crisis de fe en la persona misma. Cargar con la responsabilidad que cada uno tiene también implica tener presente que debemos hacer la vida más agradable a los demás, procurar que quienes están a nuestro lado sean más felices; parece una tarea sin importancia, pero quizá es lo único verdaderamente valioso.

Es muy cómodo dejarle la responsabilidad al Papa Francisco para que los jóvenes vuelvan a la fe, a creer en lo que vale la pena creer, pero es obligación de todos hacer un mejor lugar para estar, aquel lugar al lado de uno mismo, crear comunidad, no ser llaneros solitarios, pues el fracaso, igual que la historia cinematográfica recién estrenada, está asegurado.

La próxima semana, el miércoles 31 del presente, habrá un coloquio en la UP, sobre la Carta Encíclica del Papa Francisco, tratada desde la perspectiva de la Comunicación, ya estaremos comentando sobre el previo, el próximo martes con ustedes. Hasta entonces.

Fernando Huerta Vilchis

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Fernando Huerta Vilchis es Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García y Maestro en Comunicación Social por la Universidad Panamericana. Actualmente es candidato a Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Es miembro de la World Association for Public Opinion Research (WAPOR), de la Association for Education in Journalism and Mass Communication (AEJMC) y del Grupo Análisis Latinoamericano de Ciencia Política (ALACIP). Profesor en la Escuela de Comunicación de la Universidad Panamericana Campus México. Puedes contactarlo en: fhuerta@up.edu.mx

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