La inolvidable, aterradora máscara para Hannibal Lecter. Los kimonos de seda ribeteados con piel para Hatsumono y Sayuri. Los trajes de plumas y tinieblas para la reina Ravenna. Las exuberantes lentejuelas y flequillos para Velma y Roxie. Ahora, la capa roja como la sangre y la zapatilla tan pura como el oro.
Colleen Atwood
Hablamos de una de las diseñadoras más reconocidas en el mundo del vestuario Hollywoodense. Su enorme y reconocida trayectoria habla por sí misma: en 41 años Atwood ha creado el guardarropa de 54 producciones, entre las que destacan Snow White and the Huntsman, Edward Scissorhands, The Silence of the Lambs, y Planet of the Apes. Sea fantasía, sea histórico, sea contemporáneo, Colleen Atwood lo ha dominado todo.
Atwood, originaria de Washington, estudió pintura en el Cornish College of Arts, en Seattle. Comenzó en la industria cinematográfica como asistente de producción, y fue avanzando hasta llegar al departamento de vestuario. Sin embargo, fue hasta que conoció a Tim Burton que su carrera dio un giro; juntos han trabajado en más de siete producciones y esta colaboración sirvió para consolidar la carrera de Atwood en el universo del diseño para cine.
Hoy en día, algo que distingue al trabajo de esta diseñadora es el carácter onírico de sus diseños. Aunque se trate de algo tan terrenal como Kyoto en la posguerra, Atwood consigue darle un toque de fantasía, de un universo más allá de lo que nuestros ojos pueden ver. Quizá el espectador está cara a cara con un retrato verídico, pero el esplendor de las creaciones de esta artista trasciende la barrera de nuestra imaginación.
Atwood cuenta la historia del filme a través de sus prendas. Cada diseño es portador del mensaje, y habla por sí solo.
En The Handmaid’s Tale, una distopía de opresión religiosa extrema, esta artista refleja a la perfección el sistema de castas y colores que Margaret Atwood (ningún parentesco aquí) originó en la novela: el azul de la Virgen María para las Esposas, con impecables trajes sastre como corresponde a tales damas; el rojo de la sangre y la fertilidad para las Handmaids, las miles de nuevas Agars en el fanatismo bíblico; y la lencería de nuestros tiempos para las residentes de Jezebel.
Para Memorias de una geisha, Atwood recurrió a una elegancia exquisita combinada con el derroche de lujo y la delicadeza del Japón tradicional. Se trata de más de 250 piezas creadas a mano; cada una compuesta de ocho partes más el obi. Los colores y estampados reflejaban la personalidad de cada geisha: para Sayuri los temas de agua, para Mameha tonos suaves que expresaban gracia y sutileza, y para Hatsumomo los cortes y colores fuertes que destacaban su rebeldía.
Las geishas de Kyoto disfrutan las comodidades que sus protectores les ofrecen. La pantalla se llena de trajes de finísima seda adornados con piel y forrados de terciopelo. Como las mentoras de Sayuri (entonces todavía Chiyo) pronto le hacen saber, “ese kimono vale más que tú.”
Chicago, por su parte, fue la exuberancia, la sensualidad, y la desfachatez; el traje plateado que Roxie luce para interpretar su icónica canción refleja sus deseos de convertirse en una gran estrella, mientras que los trajes impecables de Billy Flynn son el perfecto reflejo de este personaje vanidoso, cínico, y meticuloso. Por su parte, la excentricidad desborda en cada colaboración con Tim Burton, donde la locura permea cada prenda extravagante y llamativa hasta el punto en que con sólo admirar el vestuario los espectadores también nos sentimos un poco locos.
Into the Woods es una obra que se adentra en lo más profundo de la naturaleza humana. Para capturar este mensaje, Atwood recurrió a las capas de tela. La Bruja, la Esposa del Panadero, Rapunzel, todas llevan prendas con capas adicionales de gasa o algodón para reflejar las diferentes facetas emocionales por las que pasan estos personajes a lo largo de la historia; las telas ligeras contribuyen también a dar volumen y luz a cada movimiento.
Aquí las hermanastras de Cenicienta recibieron un trato caricaturesco gracias a las medias de red y los corsets que daban aire de burlesque a sus ademanes; con ellas Atwood buscó hacer un retrato de aquéllas que están desesperadas por conseguir un hombre.
La versatilidad de Colleen Atwood es la clave de su éxito. Puede dar vida a mil historias y mil personajes, adaptándose a las necesidades de cada relato con una sensibilidad que pocas veces se aprecia en la industria del entretenimiento. Se produce entre Atwood, el vestuario, y el personaje, una sincronización perfecta que deriva en auténtica magia en la pantalla.
Hasta ahora Colleen Atwood cuenta con 11 nominaciones al Oscar, de las cuales ha ganado tres: Chicago, Memorias de una geisha, y Alicia en el país de las maravillas. El próximo 22 de febrero sabremos si consigue su cuarta estatuilla por el vestuario de Into the Woods.
A continuación les presentamos algunas de las creaciones más emblemáticas de Colleen Atwood:
Michelle López