El martes 18 de septiembre una asociación profesional de autores estadounidenses demandó a OpenAI frente a un tribunal federal de Manhattan en nombre de famosos escritores como John Grisham, Jonathan Franzen, George Saunders, Jodi Picault y George R.R, novelista de Game Of Thrones, acusando a la empresa de programar ilegalmente a ChatGPT con sus obras.

Authors Guild es la organización que presentó el documento, el que cual se suma a otras denuncias realizadas por propietarios de códigos fuente y artistas visuales.

Es importante mencionar que también existen peticiones similares contra Meta Platforms y Stability AI por los datos utilizados para entrenar sus sistemas de IA, según Reuters.

Mary Rasenberg, directora general de la asociación, explicó en un comunicado, que los autores «deben tener la capacidad de controlar si la IA generativa utiliza sus obras y cómo» para «preservar nuestra literatura».

El problema

ChatGPT genera resúmenes que incluye texto de los libros que podrían haber sido tomados de manuscritos ilegales o pirateados de internet. La acusación infiere que la precisión de los sumarios del modelo de lenguaje indica que los manuscritos están incluidos en su base de datos.

Los escritores afirman que la plataforma obtiene beneficios económicos al utilizar sus obras para generar su variedad de textos, además consideran que el equipo de Open AI sabe que está utilizando contenido protegido, según recoge Roast brief

«El éxito y la rentabilidad de OpenAI se basan en la infracción masiva de los derechos de autor sin una palabra de permiso o un centavo de compensación a los titulares, incluidos los demandantes. OpenAI lo sabe, sus inversores lo saben y los demandantes lo saben», se puede leer en el documento.

Otra preocupación

Los sistemas de IA «generan libros electrónicos de baja calidad, haciéndose pasar por ellos y desplazando a los libros creados por humanos». De esta forma, existe una preocupación creciente de que los escritores sean reemplazados.

Por su parte, OpenAI y otros demandados afirman que el uso de datos de entrenamiento extraídos de internet se considera uso legítimo en virtud de la legislación estadounidense sobre derechos de autor.

Con información de Reuters.