-Publicada originalmente el 03 de junio de 2016-

El Auditorio Nacional se vistió de gala para albergar la 58ª edición del Premio Ariel | Crédito: Héctor Tapia

Una película, ya sea un cortometraje o un largometraje, cine de animación o documental, es un esfuerzo en conjunto que involucra a cientos de personas en un periodo de tiempo que llega a extenderse hasta por meses. La Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) se encarga de reconocer el trabajo de todas las personas que año tras año son parte de la creación del cine nacional con el Premio Ariel. Para la edición 58 del Ariel, celebrada el pasado sábado 28 de mayo, la ceremonia de premiación se trasladó del Palacio de Bellas Artes al Auditorio Nacional en el corazón de Polanco.

Rafael Tovar y de Teresa, titular de la Secretaría de Cultura, fue el encargado de dar inicio a la ceremonia con un discurso dirigido a todos los integrantes de la industria cinematográfica nacional. En sus palabras aplaudió la elevada producción de películas mexicanas que supera el número de aquéllas realizadas durante la Época de Oro a mediados del siglo pasado. Además, anunció la intención del gobierno mexicano, el colaboración con su contraparte española, por convertir la Casa Buñuel, antigua residencia del cineasta español Luis Buñuel ubicada en la colonia del Valle, en la sede de la AMACC.

La presidenta de la Academia, Dolores Heredia, subió al escenario al término del discurso del Secretario. Durante su breve intervención aseguró que el cine tiene la facultad de conectar con los sentimientos de la audiencia hasta el punto de “hacer soñar” a la gente. Hizo una petición al público para transformar la situación de “impunidad y violencia” por la que, según asegura la actriz nacida en Baja California Sur, atraviesa el país en una nueva realidad de noticias positivas.

La benshi Irene Akiko Iida narró distintos momentos de la historia del cine mexicano | Crédito: Héctor Tapia

Con motivo del setenta aniversario de la AMACC, la premiación se vio envuelta en un aire de nostalgia motivado por las imágenes proyectadas a lo largo de la ceremonia. Entre premio y premio el recinto se transformaba en una gigantesca sala de cine en la que se exhibían escenas que marcaron la historia de la cinematografía mexicana

En la pantalla del Auditorio Nacional se vivió un viaje en el tiempo desde la época dorada protagonizada por nombres como María Félix, Pedro Infante e Ismael Rodríguez; pasando por los momentos de tensión entre sindicatos y la crisis de presupuesto, hasta llegar a las cintas dirigidas por directores contemporáneos como Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón que han alcanzado éxito nacional e internacionalmente.

Este recorrido por la biografía del cine mexicano estuvo estelarizado por una figura japonesa de antaño: el benshi, mejor conocido como el narrador de cine mudo. Los benshi Irene Akiko Iida y Hernán del Riego, en compañía del Ensamble Cine Mudo, condujeron la ceremonia con su voz y carisma a la vez que daban vida a los actores que aparecían en pantalla. El momento musical de la noche también corrió por la cuenta de estos intérpretes cuando se adueñaron del escenario con sus pasos de baile.

Como ya es tradición en los Premios Ariel, lo más esperado de la ceremonia fue la entrega de los Ariel de Oro. El primero de la noche fue otorgado a la actriz y cantante porteña Rosita Quintana por su carrera en la industria del cine mexicano que comprende cerca de cincuenta títulos. La actriz de 90 años, quien siempre declaró estar enamorada de México, agradeció el reconocimiento visiblemente emocionada y se despidió entre una ovación de pie que le brindó el público del Auditorio Nacional.

Paul Leduc durante su discurso de agradecimiento por el Ariel de Oro | Crédito: Héctor Tapia

El cineasta mexicano Paul Leduc se hizo acreedor al segundo Ariel de Oro gracias a su extensa trayectoria. Durante su discurso de agradecimiento, el director hizo una fuerte denuncia de la situación del actual del cine mexicano, a los funcionarios del gobierno que se encargan de la legislación cinematográfica y a los empresarios responsables de las empresas distribuidoras. De igual manera hizo referencia el público que consume cine en México: “Hoy no prefiere lo mexicano; hoy no le gusta lo mexicano. Hoy quizá ya no quiere ser mexicano”, aseguró.

Pasaron tres horas desde que Tovar y de Teresa tomó el micrófono por primera vez hasta la culminación de la ceremonia. La velada se extendió un par de horas más tarde con un brindis celebrado en el vestíbulo del Auditorio Nacional en el que el público invitado tuvo la oportunidad de convivir con los directores, productores y artistas premiados.

Los invitados no dejaron pasar la oportunidad de retratarse con una réplica del Ariel | Crédito: Héctor Tapia

Héctor Tapia Martínez