¿Recuerdas lo que pasó la última semana en Estados Unidos? Protestas anti-racistas del movimiento Black Lives Matter, tomaron posesión de las calles en todos los estados de Norteamérica, tras el asesinato de George Floyd. Ahora cientos de activistas se han unido para derrocar estatuas de esclavistas en todo el mundo.

Aunque el movimiento BLM fue ampliamente apoyado en las redes sociales, no recibió la respuesta esperada del gobierno. Especialmente del presidente Trump, quien supuestamente optó por esconderse en el búnker presidencial, antes que enfrentar a los manifestantes.

Es por esto que activistas de todo el mundo están tomando medidas más severas. Todo empezó en Londres, donde fue derrumbada la estatua de Robert Milligan, un comerciante escocés conocido también por traficar esclavos en el siglo XVIII. A esto le siguieron una serie de manifestaciones que tumbaron, entre muchas otras, las estatuas de Edward Colston y Henry Dundas. Ambos personajes conocidos por causas similares.

El gobierno londinense condenó estas acciones como vandalismo y pidió la intervención de la policía, pero Adam McVey, líder del consejo de la ciudad de Edimburgo, declaró que no sentía «absolutamente ninguna sensación de pérdida» en una entrevista para la BBC.

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Al poco tiempo en Bélgica se retiró por mandato del gobierno, la estatua de Leopoldo II. Más tarde en Virginia, estados Unidos, un grupo de manifestantes tiró a estatua de Williams Carter Wickham, soldado confederado norteamericano. En Richmond sucedió algo similar con el monumento a Cristobal Colón, el cual fue encapuchado y lanzado a un río. 

¿Y el valor artístico? 

Séquitos de personas se han reunido alrededor de estas estatuas con el fin de defender monumentos que, para algunos, representan una pieza importante de la historia de su país. Sólo en Nueva York, un grupo de concejales defendió el lugar de la estatua de Cristóbal Colón en Columbus Circle, a raíz que se pidiera su derrocamiento por «simbolizar odio». 

Pero la comunidad artística parece no estar muy de acuerdo. Bansky, el artista callejero de Inglaterra, dió a conocer un grafiti que retrata el derrocamiento de la estatua de Colston. 

«Aquí hay una idea que satisface tanto a los que extrañan la estatua de Colston como a los que no», dijo Banksy en su cuenta de Instagram.»Lo arrastramos fuera del agua, lo ponemos de nuevo en el zócalo, le atamos el cable al cuello y le ponemos algunas estatuas de manifestantes de bronce en tamaño real en el acto de derribarlo. Todos felices. Un día famoso conmemorado».

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Cabe recordar que Bansky ya se había manifestado en favor del movimiento BLM. También había estado presente en las redes sociales publicando piezas de su trabajo en memoria de George Floyd, junto con muchos otros miembros de la comunidad artística contemporánea. Todos están de acuerdo en lo mismo: El arte le pertenece a la gente, es decisión de la gente destruirlo cuando ya no representa sus valores.