Uno podría pensar que tras meses de una agenda mediática con el rostro de Yalitza Aparicio por todas partes, el público mexicano hubiera avanzado: una sociedad más inclusiva parecía estar a la vuelta de la esquina. Sin embargo, el problema del racismo en México está mucho más arraigado de lo que parece. Ciertamente una nominación al Oscar no es suficiente para que los mexicanos logremos salir del carácter racista que incluso en ocasiones no nos percatamos que existe.

Nueva España racista

El problema comenzó en la época virreinal en México de acuerdo con el maestro en Historia, el doctor Íñigo Fernández Fernández.

“Más allá de haber conquistados o conquistadores, sí el tema de la raza y qué tan lejos o qué tan cerca estaba de lo español era lo que marcó contundentemente”, explicó. Tras la llegada del primer virrey, Antonio de Mendoza en 1545, se estableció una jerarquía encabezada por el rey de España.

La estructura de la sociedad de la declarada Nueva España se basaba en el origen de cada persona. Fernández afirma que al tomar el control los españoles lo correcto o lo aceptado se adecuó a sus estándares.

“Aquí el tema es muy claro: el que gana pone las reglas. El que gana dice ‘todo lo que es mío está bien, es bueno, lo que no es mío, no está bien’. El tema de superioridad está dado en función de quien ganó, y luego a partir de eso, pues tú dices ‘mis prácticas son las adecuadas, mi color de piel es el adecuado’”, esclareció el maestro.

Los españoles peninsulares estaban en la parte más alta del orden jerárquico, seguidos por los criollos –hijos de españoles nacidos en América–. Ambos grupos tenían la oportunidad de trabajar en puestos reconocidos dentro de la sociedad. Los indígenas se colocaron en la parte baja de la jerarquía; eran maltratados por las labores y las condiciones a las que eran sometidos.

El siglo XVI marcó las diferencias entre individuos que habitaban en México, y dicho paradigma de superioridad e inferioridad entre la población marcó el porvenir de la sociedad mexicana. Un porvenir que ahora nosotros vivimos y cuyas consecuencias sufrimos. Las oportunidades limitadas que se les otorgaron a los pueblos indígenas fueron la base de un sistema clasista arraigado al racismo a la vez.

El doctor en Documentación dice que incluso cuando el orden social de México puso como prioridad aspectos económicos en vez de raciales, el lugar de los indígenas no cambió. Al designar un lugar socioeconómico a ese grupo con base en su origen, las futuras posibilidades que pueda tener para avanzar en la jerarquía social son nulas.

“Desde que tú conquistas (…) en cierto sentido los está condenando a no ser un grupo rico, a ser un grupo pobre con carencias, con ausencias. Cuando tú pasas del paradigma (…) de que lo que no importa es el origen, sino los ingresos económicos, pues en realidad lo único que estás haciendo es cambiar para no cambiar”, concluyó Fernández Fernández.

Los españoles y criollos marcaron el lugar inferior de los indígenas día con día. El trato que se les daba, así como las posibilidades para hacer su vida eran limitadas. La gente comenzaba incluso a creer que su lugar era al pie de la jerarquía de la Nueva España. Resulta incluso irónico que haya sido una minoría la que pudiera instaurar dicho paradigma tan fuertemente sobre un grupo que los sobrepasaba en número.

El doctor Fernández considera que el colonialismo intelectual jugó un rol importante para que dicho paradigma fuera aceptado incluso por los mismos pueblos oprimidos.

“Tú ya, de tanto decirle a la gente que es inferior, se asume como inferior y asume que esa es su condición”, esclareció.

México racista

La rama torcida y racista de la época virreinal marcó el camino para el resto del tronco mexicano hasta el día de hoy. No hace falta ni siquiera ver para creer, tan solo hay que escuchar al mexicano decir frases como “¿de qué cerro te bajaron?” o “no seas indio”. El racismo se aferró a tal grado a nuestra cultura que lo tenemos ya en el habla. Es incluso un carácter del cual puede que no nos demos cuenta o simplemente somos hipócritas al respecto.

“En el siglo XIX siguió habiendo (sic.) como las dos visiones de lo indígena, o sea hay como un orgullo por los indígenas del pasado (…) pero al mismo tiempo hay un desprecio por el indígena del momento”, consideró Fernández Fernández, profesor en la Escuela de Comunicación de la Universidad Panamericana.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2017 del INEGI y el CONAPRED, en conjunto con la CNDH, la UNAM y el Conacyt el 65% de la muestra mexicana cree que en el país a las personas indígenas se les respeta poco o nada sus derechos. Este grupo entonces continúa en un estado de marginación dentro de la sociedad del país. La encuesta menciona que el 40.3% de la población indígena dijo haber sido discriminada. La situación por la que mayormente pasaron dichas personas fue: ser insultadas, burladas o dicho cosas que les molestaran.

Además, tan solo el color de la piel se convirtió en un motivo de discriminación. A lo largo de la estructuración social de la época virreinal se tenía que hallar modos de designar quién era indio.

“¿Cómo determinas quién es indio o no? pues por el color de la piel, y entonces pues así quedó”, explicó el historiador. La ENADIS expuso que el 20.2% de los individuos encuestados declararon haber sido discriminados. Dentro de ese porcentaje, la apariencia (que incluye el tono de piel) resultó ser el motivo principal de la discriminación en México.

El problema afecta la vida de indígenas también al ser reforzado por prejuicios que existen en torno a ellos. Uno de los 10 prejuicios que existe es que la pobreza de los indígenas se debe a su cultura, el cual es creído por el 36% de hombres y el 33% de mujeres partícipes de la ENADIS. Sin embargo, la manera en la que la discriminación se ha abierto paso es lo que limita la posibilidad de este grupo de poder avanzar.

Los miembros de las comunidades indígenas incluso en ocasiones son privados de sus derechos al ser discriminados. Tales actos ocurren primordialmente en los servicios médicos, la calle, el transporte público y en la familia. Los derechos que se les niegan a los sujetos son primordialmente recibir apoyos de programas sociales y atención médica o medicamentos.

México es un país racista y no es un secreto. La ENADIS expuso que el 75.6% de la población está consciente de que las personas indígenas son poco valoradas por la mayoría de la gente. Las políticas públicas pueden ayudar a terminar con el problema de discriminación del cual la nación es partícipe, pero las leyes no instauran efectos de manera inmediata. El cambio se debe también dar desde las acciones dentro de nuestra vida diaria.