Un día como hoy, en 1821, entre las frondosas calles de la Ciudad de México (CDMX), el Ejército Trigarante, comandado por Agustín de Iturbide. ¿Por qué? Porque celebraban la consumación de la larga lucha por lograr la separación del yugo español. Este evento se conoce hoy en día la Independencia de México.

Hombres y mujeres enseñaban en sus pechos los colores de la nueva bandera que representaría a la nación. Entre sus colores de seda definían las tres garantías: el blanco, simbolizando la pureza de la religión; el rojo, la unión entre mexicanos y españoles, y el verde la independencia.

La ruta que las tropas galantes tomaron para reivindicar la nueva identidad nacional fue por Bucareli, dio la vuelta a la derecha por la calle del Calvario y en la calle de Corpus Christi (hoy avenida Juárez) prosiguió su marcha por un costado de la Alameda. Cruzó la calle de Santa Isabel (hoy Eje Central Lázaro Cárdenas), pasó junto al convento de San Francisco y frente a la casa de los Azulejos, y por Plateros (hoy Madero) finalmente entró a la Plaza Mayor (hoy conocida como Zócalo).

La multitud abrazaba el nombre de México como independiente, y eso se mostraba entre los aplausos ensordecedores y la nueva bandera colgada en las casas de gente acomodada. Ahí, en el convento de San Francisco, los regidores del Ayuntamiento le dieron las llaves de la ciudad.

Abrazo de Acatempan: Oleaje de la veracidad

Imagen recuperada vía Excélsior.

El abrazo es un símbolo de paz y unión entre los seres humanos. Es una forma de expresión única en la que las cuestiones inmateriales y simbólicas pierden significado al llegar al contacto físico. Aquí el ser se funde en uno solo. El 10 de febrero de 1821 se inmortalizó esta unión gracias al famoso Abrazo de Acatempan entre Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide. Al menos esa es la romantización ideológica de la paz, ya que este evento ha estado en la discusión de varios autores.

Los rumores comienzan gracias a Lorenzo de Zavala (1788-1836), quién en 1831 en Europa publicó Ensayo histórico, un escrito que reconstruye los acontecimientos que han azotado a México desde 1808 hasta 1830.

“Las tropas de ambos caudillos estaban a tiro de cañón una de otra, Iturbide y Guerrero se encuentran y se abrazan.”

Lorenzo de Zavala

Aunque pueda parecer una crónica llena de detalle, lo cierto es que Zavala se basó en recuerdos, anécdotas y diversas fuentes orales y escritas. Además de dar juicios observados en base a los hechos y personas presentes. Por ello se pone en tela de juicio si realmente este encuentro ocurrió o si fue un intento más de enaltecer un capítulo más de la historia mexicana.

Posteriormente Lucas Alamán (1792-1853) respondió con la publicación del quinto tomo de Historia de Méjico, desde los primeros movimientos que prepararon su independencia en el año de 1808 hasta la época presente”. Aquí se desmiente un posible encuentro entre Guerrero e Iturbide debido a la gran desconfianza que se tenían entre ellos. Así que el encuentro no fue tan cercano como se había planteado, sino mucho tiempo después durante la marcha hacia el Bajío.

Finalmente el primer biógrafo de Guerrero, José María Lafragua (1813-1875), publicó en un texto de 1854. Aquí se afirma que hubo un encuentro entre estos dos personajes. Aunque no necesariamente se trató de un abrazo.

“Mas aun suponiendo que no haya tenido lugar la material reunión de Iturbide y Guerrero, lo que no puede dudarse es el hecho verdaderamente sublime de haber entregado el mando el jefe insurgente al coronel de Celaya”.

José María Lafragua

El Plan de Iguala: Un Acuerdo Fundamental en la Independencia de México

Imagen recuperada vía Red Historia.

El 24 de febrero de 1821, Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero firmaron el Plan de Iguala, un documento crucial en la consumación de la Independencia de México. Este plan, también conocido como el Plan de las Tres Garantías, establecía los principios fundamentales para la nueva nación: independencia, igualdad y religión. En él se proclamaba la independencia absoluta de México del dominio español, la igualdad de derechos para todos los ciudadanos y la protección de la religión católica como la única.

El Plan de Iguala también es significativo por su enfoque en la reconciliación entre las distintas facciones de la sociedad mexicana, especialmente entre los realistas y los insurgentes. Su implementación permitió la creación del Ejército Trigarante, que complementó un papel esencial en la entrada triunfal a la Ciudad de México en septiembre de 1821, marcando la culminación del proceso. Y ya con esto dio la antesala para definir a México como una nación independiente al mundo.